Cuando los usuarios de WhatsApp comenzaron a alarmarse sobre las nuevas reglas de protección de datos en la plataforma, los miembros de un grupo de fútbol de aficionados de Washington decidieron cambiar la aplicación de mensajería de Facebook, que usaban para comunicarse, por su rival Signal.
Con esta decisión buscaban “hacer que un máximo de clientes abandone el imperio de Facebook, convertido en demasiado grande y poderoso”, explica Bernhard Fleck, uno de los jugadores.
Las turbulencias provocadas por los cambios anunciados en la política de confidencialidad de WhatsApp amenazan con erosionar la confianza en esta filial de Facebook, crucial para el futuro del gigante de las redes sociales.
Ante la polémica, la empresa californiana anunció en enero que aplazaría tres meses la entrada en vigor de las nuevas condiciones de uso de WhatsApp, descritas por sus detractores como un intento de ampliar su recogida de datos personales.
La aplicación de mensajería, que afirma tener 2.000 millones de usuarios, asegura por su parte que se trata de un malentendido y que la actualización tiene como objetivo ayudar a los comerciantes a comunicarse mejor con sus clientes a través de WhatsApp.
Pese a las explicaciones y el aplazamiento de la implementación del nuevo reglamento, ahora previsto para el 15 de mayo, numerosos particulares dejaron el servicio para sumarse a plataformas como Signal o Telegram.
Para Ryan Calo, investigador en el Tech Policy Lab de la Universidad de Washington, las reacciones negativas a los anuncios de WhatsApp son comprensibles.
“El pecado original fue comprar WhatsApp e integrarlo al modelo empresarial de Facebook, que monetiza todos los datos recopilados”, explica este especialista de la protección de la vida privada.
“Los cambios no son tan distópicos como mucha gente imagina. Pero constituyen un paso hacia un modelo del que muchos desconfían”, continúa.
NUEVO MODELO PARA FACEBOOK
Adquirido por Facebook en 2014 por 19.000 millones de dólares, WhatsApp es un activo estratégico para el grupo de Mark Zuckerberg, que ve cómo el crecimiento de su red social se estanca.
La voluntad de Facebook de integrar el servicio de mensajería a su “familia” de aplicaciones generó controversias, haciendo que varios estados lanzaran un proceso judicial en Estados Unidos para investigar las condiciones de adquisición de WhatsApp y de Instagram.
En una nota reciente, el analista Justin Post, del banco de inversión Merril Lynch, estima que WhatsApp continuará siendo “un motor importante del futuro valor bursátil de Facebook”, y cree que el grupo remontará los problemas como ya hizo hace algunos años con el escándalo de Cambridge Analytica.
El gigante de las redes sociales debería buscar monetizar cada vez más la aplicación, predice Jasmine Enberg, analista para la empresa de estudios de mercado eMarketer.
“Era solo cuestión de tiempo que Facebook encontrara una forma de crear una fuente de ingresos”, resume Enberg.
Según la analista, como Facebook ha descartado visiblemente usar WhatsApp para la publicidad, la empresa contempla convertirla en una plataforma de comercio online con herramientas profesionales para el servicio y la asistencia al cliente.
DATOS YA COMPARTIDOS
Los especialistas en privacidad recuerdan que WhatsApp ya comparte datos con Facebook desde que se implementaron las nuevas reglas en 2016, pero los usuarios tuvieron entonces la opción de no sumarse.
Los ciudadanos de la Unión Europea estaban protegidos igualmente por las leyes comunitarias sobre la protección de la vida privada.
La voluntad de WhatsApp de imponer estas medidas es “un poco como un insulto a la inteligencia de los usuarios”, afirma Gennie Gebhart, investigadora para la Electronic Frontier Foundation.
“La gente ha descubierto que WhatsApp comparte muchos más datos de los que creían, lo que empeoró la situación y les hizo reaccionar”, añadió.
Gebhard precisa, sin embargo, que las alternativas son limitadas, debido al tamaño de la plataforma y su gratuidad.
Según datos de eMarketer publicados el año pasado, WhatsApp aglutinaba el 99% de usuarios de aplicaciones de mensajería móvil en Brasil, un 97% en India y 52% en Estados Unidos.
Para Enberg, es poco probable que los recientes problemas de WhatsApp ralenticen su dinámica, especialmente a consecuencia de la “desconexión” entre lo que la gente dice y lo que hace en su vida privada.
“Claro, mucha gente se está marchando y podrían irse más”, subraya el analista. “Pero es improbable que asistamos a un éxodo en masa. Y como la base de usuarios de WhatsApp es tan grande, eso es precisamente lo que se necesitaría para tener un verdadero impacto”, añade.