*Por Carlos Guajardo
Durante estos días, nos hemos enterado que Chile ha pasado a ser el país que posee la mayor tasa de contagio por Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) de Latinoamérica. El aumento ha sido de un 34% en los últimos 5 años, prevaleciendo en edades entre 15 a 29 años. Al respecto, el Ministerio de Salud ha iniciado una nueva campaña preventiva para que adolescentes y jóvenes aseguren tener relaciones sexuales haciendo uso del preservativo y se realicen el examen de detección del VIH.
Ahora bien, este aumento de los casos en enfermedades como el VIH ¿debemos atribuirlo solamente a una responsabilidad del estado o del gobierno de turno? En parte, sí hay una responsabilidad al respecto, ya que son los líderes políticos elegidos de manera democrática por el pueblo de Chile, quienes deben prever y flexibilizar en campañas que vayan más allá de un spot en los medios de comunicación. Es imperioso cambiar el paradigma de la sociedad chilena, hacia una ‘cultura de la prevención’, donde Chile no quede ajeno a países europeos en los que el test de detección de VIH es vendido abiertamente en las farmacias o puede ser realizado sin una orden médica en hospitales y clínicas. Debemos ser capaces de ajustarnos a los nuevos tiempos, de lo contrario, no solo será el VIH la enfermedad de turno, sino que una serie de otras Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) que podrían generar un problema.
Si bien el Estado debe asumir su compromiso con la sociedad respecto de la prevención de las ETS, ¿qué rol puede ocupar la escuela al respecto? La escuela en sí misma tiene la importante responsabilidad de formar a los individuos para la vida, por lo que también debe posesionar en conjunto a la familia, un rol preponderante en la prevención de los estudiantes cuando se habla de formación consciente en sexualidad. Nuestra cultura ya no puede sostener que hablar de sexualidad es un tema tabú para los colegios y la familia. Ambas instituciones deben apoyarse en un trabajo colaborativo para que sus hijos/as reciban la información y los conocimientos necesarios para ser preventivos en este tema. Hoy no es solo un trabajo que se debe realizar desde la asignatura de biología, sino que, debe asumirse de manera transversal de parte de todas las asignaturas que representan el currículo escolar.
Son variadas las alternativas al momento de apoyar a los estudiantes en cuanto a formación en sexualidad: llevar a un experto en temas de formación sexual, desarrollar talleres con los mismos docentes y estudiantes, generar unidades curriculares en articulación a otras asignaturas y las cuales sean capaces de abordar el tema desde la prevención, la responsabilidad, el respeto y el cuidado por la sexualidad entre los individuos, formar a los padres y apoderados a través de profesionales de la salud y/o la psicología para que éstos posean las herramientas necesarias para tratar el tema con sus hijos/as.
Los tiempos han cambiado y la forma de comprender la sexualidad en Chile debe ser más explicita y formativa. De nada servirá asumir desde una serie de tabúes estos temas, ya que las consecuencias por transmitirse una ETS está bajo el alero de cualquier persona, independiente de su condición: social, religiosa, política o económica. Simplemente prevengamos y permitamos que los estudiantes de nuestro país reciban la formación integral que se merecen y necesitan para sus vidas.
*Carlos Guajardo es Académico de la Facultad de Educación de la Universidad Central.