El presidente de Rusia, Vladímir Putin, declaró este jueves que el último ataque masivo en Ucrania, realizado con 90 misiles y 100 drones, fue en respuesta al uso de armas occidentales de largo alcance contra el territorio ruso.
“Esta noche hemos efectuado un ataque combinado con el uso de 90 misiles y 100 drones. Fueron alcanzados 117 objetivos”, señaló el jefe del Kremlin en Astaná, donde participa en una cumbre de la alianza militar postsoviética Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC).
Este ataque se produce tras un nuevo bombardeo masivo ruso con misiles y drones que ha dejado sin suministro eléctrico a más de un millón de personas en tres regiones del oeste de Ucrania, según informaron las autoridades locales.
En la Región de Leópolis, fronteriza con Polonia, 523.000 abonados se han quedado sin electricidad debido a los daños en las infraestructuras eléctricas. El número de afectados asciende a 280.000 en la vecina región de Rivne, y 215.000 en Volinia, también limítrofe con Leópolis.
Este bombardeo, el décimo primer gran ataque contra el sistema eléctrico ucraniano desde marzo pasado, ha ocasionado también cortes masivos de electricidad en la ciudad de Jersón, en el sur de Ucrania, y en la de Zhitómir, en el centro del país.
Rusia ha utilizado más de 90 misiles y un centenar de drones en este ataque. Las defensas ucranianas han logrado derribar 79 misiles y 35 drones, lo que resalta la intensidad del operativo y los esfuerzos por mitigarlo.
Según el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, algunos de los misiles estaban equipados con munición de racimo, la cual está compuesta por submuniciones que afectan un área mayor que la munición convencional, con el fin de causar más destrucción.
Estos ataques evidencian el endurecimiento del conflicto y el impacto significativo en la infraestructura crítica de Ucrania, así como las crecientes tensiones entre Rusia y los países que suministran armamento a las fuerzas ucranianas.