En el Hospital Central de la ciudad argentina de Mendoza se respira cierto alivio por el reciente descenso en los casos de Covid-19, pero sus responsables no se confían e intentan prepararse ante una eventual segunda ola, como ocurre actualmente en Europa.
“Llevamos muchos meses de un trabajo arduo, agotador. Estamos recién teniendo la sensación de que el pico disminuye un poco. Pero todavía las terapias intensivas están ocupadas. Por lo que estamos viendo en el mundo, va a ser una pausa”, refirió a la AFP Hugo Vitale, médico coordinador de terapia intensiva.
Argentina, con 44 millones de habitantes, cuenta más de 1,2 millón de contagios de coronavirus y superó las 33.000 muertes.
Hasta julio, 90% de los casos se concentraba en el área metropolitana de Buenos Aires, pero a partir de ese momento la enfermedad se desplazó al interior del país, con una infraestructura hospitalaria más endeble que la de la capital.
“El hospital ha brindado la cantidad de camas y de respiradores, pero como pasa en todo el mundo, la terapia intensiva es una especialidad en la que escasea el recurso humano, tanto médico como de enfermería”, explicó Vitale, al señalar que médicos de otras especialidades, como cirujanos, urólogos, anestesistas o emergentólogos, los apoyaron en los momentos más duros.
ANGUSTIA
La provincia de Mendoza, con 1,8 millón de habitantes, pasó de un total de 308 casos de Covid-19 el 14 de julio a 47.073 el 31 de octubre.
Ivana Bunarrico, enfermera de la guardia respiratoria del Hospital Central de Mendoza, fue una de las contagiadas. Aunque resultó asintomática, dice que ha vivido la situación “con mucho miedo”.
“He tenido compañeros internados. (Pensar que) pueden morirse y su familia quedar sola es muy angustiante”, dijo con la voz quebrada.
En la provincia ha habido alrededor de 900 muertes por Covid-19, pero estabilizada en un promedio de 500 nuevos casos diarios, esta semana pasará a una fase más aliviada en las restricciones sanitarias.
“Ha bajado la cantidad de casos. Es un momento que utilizamos para organizarnos, repensar lo que veníamos haciendo y potenciar lo que nos ha funcionado. Y es un momento también para bajar un cambio y descansar un poco”, señaló María Ángeles Conti, jefa de auditoría de gestión del Hospital Central de Mendoza.
En el momento más crítico, el hospital tuvo su zona de terapia intensiva ocupada al 100%. “Fueron jornadas muy extenuantes”, afirmó Conti, al señalar que han puesto especial énfasis en la atención a la salud mental del personal sanitario.
“Los enfermos que llegan a terapia intensiva tienen una tasa de mortalidad muy alta. El personal que los atiende está conviviendo con la muerte a diario”, explicó.
En un patio interno del hospital, un grupo de especialistas está disponible las 24 horas para brindar contención al personal del hospital. “Se trata de potenciar las capacidades del equipo, darles un espacio de recreación para que liberen emociones y puedan estar siempre prestos a atender”, señaló Conti.