Luto en el deporte chileno. Este miércoles se confirmó el fallecimiento a los 91 años de Luis Ayala, uno de los mejores tenistas de la historia de nuestro país.
La muerte del destacado exponente del deporte blanco se dio en Houston, EEUU, donde estaba radicado desde hace años.
Por su parte, la noticia fue dada a conocer por la Federación de Tenis de Chile mediante un extenso comunicado, donde expresaron que “con profunda tristeza, nos despedimos de Luis Alberto Ayala Salinas, un ícono del tenis chileno que dejó una huella imborrable en la historia del deporte nacional”.
“Entre sus logros más destacados, se encuentra haber sido finalista en dos ocasiones del torneo de Roland Garros, en 1958 y 1960, consolidándose como uno de los mejores jugadores de tierra batida de su época. Además, Luis, medallista de oro panamericano en 1959, fue el primer chileno en entrar en el top 10 del ranking mundial, alcanzando el puesto número 5 en 1959”, añadieron.
Asimismo, resaltaron que a lo largo de su trayectoria, “acumuló victorias memorables, cuarenta y seis títulos profesionales en singles, lo que lo convirtió en un referente para futuras generaciones”.
Por otra parte, desde la Federación también destacaron el rol de Ayala en la formación de nuevos talentos, y su experiencia como capitán del equipo chileno de Copa Davis.
“En su rol de capitán del equipo chileno de Copa Davis consiguió hitos importantes entre 1973 y 1983, alcanzado las semifinales en 1975 y al año siguiente, la recordada final frente a Italia en el Estadio Nacional. Su compromiso con el desarrollo del tenis en Chile y su contribución a la cultura deportiva del país perdurarán por siempre”, expresaron.
Por último, concluyeron que “hoy, el tenis chileno pierde a un gigante, pero su legado vivirá en cada cancha donde se juegue este hermoso deporte. Descansa en paz, Luis Ayala. Tu historia seguirá inspirando a las futuras generaciones de tenistas chilenos”.
Cabe destacar que en su momento, en una entrevista a El Mercurio en 2017, Ayala reclamó haber sido número uno del mundo en la temporada 1959, cuando ganó el torneo de Roma, siendo posteriormente el primer sembrado en Roland Garros, pero alegó que nunca le reconocieron ese sitial.