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Trastornos del ánimo: El respeto que nos falta

Es necesario entender que muchas veces la depresión, la ansiedad o la angustia, no son provocadas únicamente por factores externos, ya que hay elementos fisiopatológicos que alteran los neurotransmisores o disminuyen la segregación de algunas hormonas. Si de verdad existiese educación y conciencia al respecto, vario/as lo pensarían antes de enjuiciar a otro/a.
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Gloria Díaz Montiel, directora ejecutiva de la Federación Nacional de Asociaciones de Enfermeras y Enfermeros de Chile (Fenasenf).

Demasiadas veces hemos escuchado de la importancia de la salud mental, y lamentablemente, también en reiteradas oportunidades hemos constatado cómo los problemas asociados a ella son reducidos a un espacio donde  el desconocimiento evidencia que en lo concreto, es un terreno que sigue siendo ignorado, desatendido.

Frases como “no estés triste”, “pero si tienes todo para estar feliz”, no hacen más que agravar los trastornos, porque invalidan e invisibilizan las emociones, anula al sujeto/a y le endosa la culpa a quién lo padece. Como si alguien quisiera pasarlo mal en la vida por gusto.

Chile es uno de los países con más problemas de salud mental en su población y la pandemia ha empeorado esta situación, tal como lo dio a conocer la última ronda del “Termómetro de Salud Mental en Chile”, PUC-ACHS de agosto de este año. Este arrojó que el 23,6% de los chilenos presenta sospechas o problemas de salud mental y el 32,2,9% evalúa que su estado de ánimo actual es peor o mucho peor en comparación con la situación anterior a la pandemia. Los estudios epidemiológicos nacionales realizados por la Universidad de Concepción aportan datos similares: el 22,2% de los adultos y 22,5% de los niños de adolescentes chilenos ha sufrido de algún trastorno de salud mental durante el último año. En tanto la última encuesta nacional de salud indicó que sólo el 18,7% de las personas con depresión mayor durante el último año ha recibido algún tipo de tratamiento.

Es necesario entender que muchas veces la depresión, la ansiedad o la angustia, no son provocadas únicamente por factores externos, ya que hay elementos fisiopatológicos que alteran los neurotransmisores o disminuyen la segregación de algunas hormonas. Si de verdad existiese educación y conciencia al respecto, vario/as lo pensarían antes de enjuiciar a otro/a.

Del mismo modo que a un asmático no se le pide que no se ahogue porque hay bastante oxígeno en el ambiente, no se le debería pedir a una persona depresiva o estresada que no se sienta así porque “la vida es hermosa”. Ni tampoco  que “cambie su actitud”. Esta falta de empatía e incluso crueldad, no es otra cosa que prejuicios incubados desde la ignorancia.

Es necesario deconstruirnos desde el amor, entender que la tristeza es tan necesaria como la alegría, permitirnos y aceptar que podemos tener alteraciones del ánimo de manera patológica y que en ocasiones necesitaremos ayuda de fármacos.

Tener la posibilidad de tomar distancia y tiempo para sanar, es un factor protector que no todas las personas gozan, muchas veces por desconocimiento y otras por miedo o vergüenza de reconocer el problema ante otro/as.

Reflexionar acerca de los prejuicios existentes es tremendamente necesario. Somos seres sociales, y por lo mismo, nuestro abordaje y respuesta a trastornos del ánimo dependen de la conexión entre unos y otros. Propiciar el diálogo, la conversación, la escucha activa y la comunicación sin violencia, son parte de una serie de cualidades que cómo sociedad nos debemos, y eso, lamentablemente no se puede establecer por ley o una carta magna. Depende de cada uno/a de nosotro/as.

Gloria Díaz Montiel, directora ejecutiva de la Federación Nacional de Asociaciones de Enfermeras y Enfermeros de Chile (Fenasenf).

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