Transparencia y probidad: valores siempre a prueba
*Por Sergio Urrutia
Transparencia, una palabra que refleja luz, claridad. Probidad representa honradez. Estos son valores que se acuñan desde pequeño en la familia, pero con el correr del tiempo siempre están siendo probados y tentados a quebrarlos, muchas veces por cantos de sirena que ofrecen el éxito de manera rápida y con poco esfuerzo.
Sin embargo, cuando estos valores están arraigados en lo más profundo, nuestros oídos son sordos a la música del exitismo y seguimos avanzando según nuestros principios.
En nuestra etapa de estudiante, desde la educación básica hasta la superior, las notas y logros obtenidos mediante las vulgares ‘copias y trampas’ se reflejan después en la vida: triunfan aquellos que reflejan transparencia, ética y probidad, posiblemente a un ritmo más lento, pero sostenible en el tiempo, versus aquellos que logran las metas rápidamente mediante los engaños aprendidos que tarde o temprano, quedan al descubierto y dejan a quienes los cometen presos de sus errores.
Es conveniente siempre recordar estos valores, más aún cuando hoy la sociedad, en un mundo altamente competitivo, se mide por logros que muchas veces se obtienen de manera rápida y con pocos esfuerzos, producto de transar estos principios. Ello puede generar alta rentabilidad hoy, pero generalmente en el corto plazo las pérdidas suelen ser mayores.
Esta reflexión siempre es conveniente hacerla, más aún cuando vivimos una instancia de elecciones presidenciales y parlamentarias, donde surgen muchas promesas que nos obligan a analizar fríamente estos ‘combos u ofertones políticos’ y preguntarnos si estos mensajes vienen de personas con valores de transparencia y probidad que nos puedan convencer de acuerdo a su proceder.
En términos simples, en el fondo es pedir consecuencia con lo que dicen y hacen, predican y practican, lo que ofrecen y lo que profesan; un gran desafío al momento de decidir a quién creerle o quién refleja realmente lo que dice.
Por último, los valores como transparencia y probidad, cuando realmente existen, se muestran y explican por sí solos; “por sus frutos los conoceréis”.
*Sergio Urrutia es Académico de la Facultad de Economía de la Universidad Central.