Dibujo grabado en la piel de una persona, donde se inyecta sustancias colorantes con unas pequeñas agujas por debajo de la epidermis, específicamente en la dermis; esos son los tatuajes, modificaciones permanentes del color de la piel.
Se dice que la evidencia más antigua sobre este tipo de inscripción ―que trataba de un bigote delgado sobre el labio superior― fueron encontrados en momias pertenecientes a la cultura Chinchorro, grupo de pescadores que habitaron la costa del desierto de Atacama entre el 7.020 y el 1.500 a.C.
Y es que desde tiempos ancestrales ha habido cuestionamientos en torno a ellos. Por lo mismo es que el Dr. Hernán Borja, dermatólogo de Clínica Ciudad del Mar, despeja los mitos y verdades que existen sobre los tatuajes.
QUIÉNES SÍ Y QUIÉNES NO
No todas las personas pueden tatuarse, al menos así lo señala el doctor Borja. “Los dermatólogos recomendamos evitar los tatuajes salvo que sean médicamente terapéuticos, como por ejemplo, los tatuajes de pezón en mujeres que han sido operadas de carcinoma mamario”.
Esto, ya que hay quienes, por las características de su tipo de piel, pueden sufrir reacciones adversas en el organismo. Así, los tatuajes están contraindicados en pacientes con psoriasis, vitíligo y liquen plano, entre otras enfermedades dermatológicas.
“Lo anterior se debe a que pueden desencadenar brotes de la enfermedad mediante el fenómeno de ‘Koebner’, donde se pueden manifestar lesiones propias de esas enfermedades en la piel previamente sana”, dice el dermatólogo.
Tampoco pueden realizarse este tipo de dibujos los menores de edad, personas diabéticas y mujeres embarazadas.
“La incidencia de reacciones adversas es de 0,02%, según recientes estudios en dermatología. Las más graves son las infecciones por bacterias por ‘Staphylococcus aureus’ y micobacterias atípicas, reacciones granulomatosas y dermatitis de contacto alérgica a los pigmentos. Además, pueden producirse quemaduras en caso de que una persona se realice una resonancia magnética”, señala el experto.
CUÁNDO REALIZARSE UN TATUAJE
“Es preferible hacerlos en otoño o invierno, para así evitar el efecto directo del sol en verano, época en que la piel está más expuesta al usar poleras, trajes de baño o bikinis. Si se hacen con anticipación, se previene los posibles daños que pueden sufrir los tatuajes”, destaca el doctor Hernán Borja.
Y es que si bien no tiene porqué ser peligroso realizarse un tatuaje en verano, sí es un mal momento para llevar a cabo los cuidados esenciales que requieren. “En la época de más calor estamos más expuestos a factores de riesgo que dificultan la cicatrización”, agrega.
En este sentido, explica el profesional, si bien hay personas que cicatrizan sin problemas, hay otras que no, y son quienes tienen mayor probabilidad de presentar señales hipertróficas y queloides (cicatriz levantada que se produce después de la curación de una herida), especialmente en pieles oscuras.
“Las zonas donde más se observan estas alteraciones de la cicatrización son los hombros y la zona alta del tronco. Si una persona tiene queloides en las zonas de las vacunas de la infancia, es mejor que evite tatuarse esas zonas, en el pecho y la espalda”, indica el Dr. Hernán Borja.
CUIDADOS Y RECOMENDACIONES:
Para evitar los temidos efectos colaterales, el dermatólogo de Clínica Ciudad del Mar entrega una serie de consejos para que el tatuarse no se convierta en una mala experiencia.
Al momento de tomar la decisión de realizarse un tatuaje, es fundamental que la piel esté sana, con un buen estado de humectación y sin erosiones, ni infecciones. Cuando se vaya al tatuador, se recomienda quitar el vello corporal de la zona a tatuar, un par de días antes.
Dejarse la curación (el apósito o el film plástico) por al menos 24 horas. En caso de dolor, se puede tomar analgésicos y aplicar frío local.
Al retirar el apósito, lavar la zona con agua y jabón, y aplicarse cremas cicatrizantes, 4 veces al día, por un mínimo de dos semanas.
Preferir ropa holgada, además de evitar rascarse la zona.
No exponerse directamente al sol. Asimismo, es esencial aplicarse bloqueador solar.
No abusar del ejercicio intenso. Esto, debido a que con la sudoración se hace más lento el proceso de cicatrización.
Observar la evolución del tatuaje y frente a cualquier duda acudir al tatuador. Si se ve algo extraño, visitar a un dermatólogo.
Finalmente, el Dr. Hernán Borja, dermatólogo de Clínica Ciudad del Mar, enfatiza en que siempre hay que asegurarse de que el tatuador sea experimentado, que trabaje en un sitio limpio y que las agujas sean nuevas y estériles. “Hay que tener en cuenta que los tatuajes son modificaciones permanentes del color de la piel, y en caso que la persona se arrepienta de su tatuaje, existen equipos láser que se pueden atenuar, pero es muy difícil borrarlos completamente”, puntualiza.