Pablo Guerra Cepeda, constructor civil UC, presidente Asociación Constructores Civiles UC.
Los terremotos, una fuerza implacable y recurrente en Chile, han dejado una huella imborrable en la historia del país, especialmente en lo que respecta a la construcción de obras. Uno de los eventos sísmicos más significativos fue el terremoto de Chillán en 1939, el cual desató una devastación masiva y expuso las falencias en la ejecución de estructuras. Fue a partir de este desastre que surgió la necesidad de realizar modificaciones en la Ordenanza General de Construcciones y marcó el inicio de un nuevo camino para la profesión de los constructores civiles.
En 1944, la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile tomó una valiente y visionaria decisión. Conscientes de las necesidades del país en el ámbito de la construcción, crearon una nueva Escuela Universitaria destinada a formar profesionales especialistas en la dirección de obras de construcción. Así nació la carrera de Construcción Civil, un hito trascendental que sentó las bases para el futuro desarrollo de la industria, en conjunto con las carreras de arquitectura e ingeniería responsables del diseño de las obras.
Sin embargo, a pesar de esta valiosa decisión, las autoridades del país no han sabido preservar el estatus universitario de la carrera en que se deposita la fe pública de ser el responsable de la correcta ejecución. Esto ha abierto la puerta a diversas interpretaciones y ha permitido que también se imparta en institutos técnicos, bajo nombres como “Ingeniería en Construcción” o mediante programas 100% en línea y con duraciones reducidas.
Esta situación ha generado una serie de consecuencias negativas para la profesión del constructor civil en Chile. Desde menores sueldos hasta restricciones para acceder a ciertos cargos, la falta de un claro respaldo universitario ha mermado el prestigio y el reconocimiento que merecen los constructores civiles. Además, la ausencia del grado académico de Licenciado en Construcción en algunas formaciones ha dificultado la validación de la malla curricular en el extranjero, limitando las oportunidades de internacionalización para los egresados.
Es crucial reconocer que la formación de profesionales en el ámbito de la construcción es de vital importancia para el desarrollo y la seguridad del país. Chile se enorgullece de contar con estándares de construcción elogiados a nivel mundial, y este nivel de excelencia solo puede mantenerse con una sólida formación universitaria para los futuros constructores civiles.
Si bien es cierto que existen otros roles esenciales en la industria de la construcción, como los jefes de obra, supervisores y capataces, es imperativo que sus funciones sean ejercidas por profesionales con una formación técnica rigurosa. Si bien existen carreras en línea o de menor duración que aspiran a ocupar estos puestos, es fundamental transparentar las habilidades y limitaciones de sus egresados, además de buscar una colaboración estrecha con los constructores civiles. Esto garantizará un enfoque colaborativo y un resultado más sólido en el desarrollo de proyectos de construcción.
En la actualidad, es de suma importancia que todos los actores involucrados en la industria de la construcción trabajen de manera conjunta, manteniendo objetivos bien definidos. La situación de crisis que enfrentamos demanda unidad y compromiso para superar los desafíos y avanzar con éxito. Es imperativo otorgar una mayor valoración al trabajo del constructor civil en Chile, salvaguardando la calidad de nuestra formación y orientándonos hacia un futuro donde la excelencia y la seguridad sean los pilares fundamentales de nuestras construcciones.
Los constructores civiles formados en la Pontificia Universidad Católica de Chile expresan su preocupación sobre los acontecimientos venideros y hacen un llamado a las autoridades y a toda la industria para que respalden decididamente la formación universitaria exclusiva de esta noble profesión. Solo a través de esta acción podremos erigir un futuro más sólido y seguro para nuestro país, dejando atrás los acontecimientos del pasado, como “El Terremoto que Nadie Vio Venir”, y abrazando con determinación el cambio necesario para construir una industria más robusta y resiliente, adaptada a los nuevos desafíos técnicos y ambientales de nuestro país.
Pablo Guerra Cepeda, constructor civil UC, presidente Asociación Constructores Civiles UC.
