Tras la sensible tragedia del Titán, submarino con cinco tripulantes abordo que buscaba visitar los restos del Titanic, las redes sociales reavivaron diferentes teorías conspirativas que aseguran que el transatlántico británico nunca se hundió. Según las hipótesis, el barco que naufragó fue el Olympic, uno de los hermanos del Titanic.
Pese a que este último es uno de los barcos más famosos de la historia, poco se sabe de la existencia de sus dos hermanos gemelos. La naviera White Start Line, propiedad de una empresa mayor controlada por el empresario y banquero estadounidense, J.P Morgan, tenía como horizonte crear los barcos de pasajeros más grandes y lujosos del mundo. Por ello, diseñaron tres naves: Olympic (1911), Titanic (1912) Y Britannic (1915).
Las teorías que circularon en redes sociales señalan que el Titanic no se hundió; de hecho, afirman que White Start Line sustituyó el Titanic por el Olympic, un barco que ya estaba viejo. Como los costos de reparación eran tan altos, a la compañía se les habría ocurrido hundir el barco y cobrar el dinero del seguro. Por otra parte, algunos más osados indicaron que J.P Morgan buscaba ahogar a sus enemigos, poderosos empresarios que supuestamente se oponían a la creación de un sistema bancario central en EEUU. No obstante, se trataría de una teoría sin fundamentos.
Según consignó 20 Minutos, los investigadores del Titanic Steve Hall y Bruce Beveridge comentan en el libro “Titanic u Olympic: ¿Qué barco se hundió?” que las diferencias entre los barcos iban mucho más allá de diferencias cosméticas, puesto que existían conceptos estructurales que habría hecho imposible cambiar los dos barcos. Por ejemplo, el Titanic era mucho más largo que su gemelo y contaba con camarotes. Además, se le agrega la dificultad humana y material para cambiar un barco nuevo por otro más antiguo.
Asimismo, el medio AP News señala que cada modelo contaba con un número de identificación que aparecía en diferentes elementos. “Está bien documentado que el número de astillero del Olympic era 400, mientras que el del Titanic era el 401”, apuntan en el texto. Luego del siniestro, algunos restos encontrados contaban con el número identificativo.
Sobre la teoría del fraude para cobrar el seguro, los autores recalcan que el Titanic estaba asegurado por $ 5 millones, mientras que su precio de construcción fue de $ 7,5 millones, es decir, la naviera hubiera perdido demasiado dinero. Por su parte, la teoría de eliminar a sus enemigos, Benjamin Guggenheim, Isidor Straus y John Jacob Astor, quienes supuestamente se oponían a la creación de la Reserva Federal, no cuenta con ninguna prueba verificable. De hecho, Straus habría hablado “siempre de manera favorable del sistema de banca central en múltiples ocasiones y no se conocen registros públicos de las opiniones de Guggenheim o Astor sobre el tema”, señaló J. Kent Layton, autor que ha publicado diferentes libros sobre el barco británico.