En una terraza escondida a pasos de Bellavista, y a la usanza de los trendies beer gardens de Brooklyn, un parrón acoge a una treintena de mujeres que beben mojitos, sours, martinis y variedades de jugo. A un costado de la fiesta, nace una extensa barra y cuatro foodtrucks que sirven aperitivos. La chispeante escena es una Knitting Party, gestada a través de redes sociales y donde la organizadora reúne a jóvenes tejedoras (o knitters) interesadas en compartir estilos, patrones de tejido, nuevos puntos y, por qué no, ampliar el capital social.
La gestora de este peluciar encuentro es Valentina Carrasco (28). Ingeniera comercial, devenida en febril tejedora y tallerista cuando decidió especializarse en la disciplina del palillo y el crochet que le inculcó su abuelita Rosa cuando tenía 7 años. Hoy día la joven es su propia marca como profesora de tejido con SeTeje.cl, un exitoso emprendimiento que evangeliza sobre el tejido moderno. El tradicional pasatiempo se ha reconvertido gracias a nuevos insumos y tendencias.
Valentina explica que tejer es considerado en la actualidad más que un hobby, una forma de relajo y meditación que, como agregado, permite crear una prenda que puede lucirse o infinidad de artículos decorativos.
“El tejido en Chile se ha modernizado mucho gracias a nuevos materiales y accesorios. Históricamente, estábamos acostumbrados a los ovillos acrílicos que se vendían en calle 21 de Mayo. Hoy la oferta es otra: lanas 100% naturales, muchísima variedades de colores y texturas, de palillos, de patrones y marcas como las que patrocinan las Knitting Parties y que ofrecen kits de tejido y diseños muy juveniles. Más allá del chalequito con flores o las calcetas de lana. Creo que cada cosa tiene su momento y este es el momento del tejido moderno”, señala al diario La Nación la maestra de esta ceremonia festiva.
La marca española We Are Knitters creó esta tendencia de tejedores y tejedoras (o quienes quieren aprender a tejer) que se reúnen en bares, cafeterías y parques, mientras picotean algo, para compartir experiencias, trucos y proyectos de lana o hilo. El único requisito es adquirir previamente un kit de la marca dueña de esta especie de franquicia. En esta ocasión, las chicas están reunidas en el Jardín Mallinkrodt, durante una estupenda tarde de verano en lo que antiguamente fuera el estacionamiento del restaurante de carnes “Muñeca Brava”.
En la barra, aguardan algunos hombres que acompañan a sus parejas en estas jornadas de tejido. Toman algún trago y ven alguna serie de Netflix en el celular mientras esperan. Otros papás hacen la hora en el Zoológico con los hijos y pasarán a la tarde a buscar a sus esposas y sus tejidos. Mientras suenan Mon Laferte y los Rolling Stones, la junta se ameniza con fotos grupales y obsequios de diversos negocios del tejido y accesorios como TiendaEW.cl o Lastitch.scl que tienen como clientas a estas fieles tejedoras.
Para Vilma Aguirre (34), emprendedora de la TiendaEW.cl -de accesorios, lanas e hilados como trapillo, ribbon, cordón y macramé o bolsas con ingeniosas frases- la generación millennials está detrás de esta ascendente demanda. Jóvenes que vieron a sus madres y abuelas tejer y que hoy han postergado la maternidad, cuentan con más tiempo libre, recursos y una sociedad hiperconectada como caldo de cultivo.
“Entre mis clientes veo hombres y mujeres de menos de 35 años que se ‘apoderaron’ del tejido bajo un nuevo enfoque. Se han dado cuenta de que no estamos ante un ‘pasatiempo de señoras’ o la posibilidad de solo tejer chales o el típico centro de mesa que hacían las abuelitas. Un millennials toma ese mismo patrón circular que las mamás tejían y ponían encima de la tele, pero usando trapillo o cordón, lo convierten en una colorida alfombra de combinaciones que parecen mandalas”, comenta.
Estos emprendimientos son para clientes de intereses específicos sostienen las Knitting Parties. Otra organizadora de estos encuentros es Macarena Martínez (42), propietaria de la tienda Manomanitas.cl, quien ha realizado juntas de tejedoras en cafeterías y bares de Santiago, La Serena, Puerto Montt o Puerto Varas, entre otras.
La emprendedora cree que también es importante destacar la presencia de niños, adolescentes y hasta varones tejedores. “El hecho de que los hombres también sean parte de esta tendencia, es una muestra de la modernización y el derrumbe de algunos mitos como ‘solo las mujeres tejen’ o ‘solo las abuelitas lo hacen’, explica.
Este joven se especializa en el estilo japonés del crochet llamado amigurumi (o “peluche tejido” en dicho idioma) que permite crear figuras tridimensionales de lana a las que él ha dotado de una narrativa especial.
“No creo que por ser hombre mi tejido sea diferente al que hacen las tejedoras. Muchas de ellas hacen cosas fantásticas mientras yo solo me he dedicado al amigurumi, pero integrando relatos literarios que conectan a las figuras que tejo entre sí con cuentos y un universo propio que espero reunir en un libro dentro de poco”, dice sobre un mundo de manualidades que se cruza permanentemente entre sí a partir de citas como los Knitting Parties.
Por estos días, el “príncipe del tejido” concluye una pieza gigante de amigurumi -del tamaño de un niño- hecho con el material de moda de la temporada: el trapillo, una gruesa fibra de algodón permite grandes tejidos y que es provista por TiendaEW.cl. En general, referentes del tejido operan como embajadores de este tipo de emprendimientos impulsando ese mercado.
La fiesta de tejido en el Jardín Mallinkrodt termina poco antes del anochecer. Las chicas apuran el último sorbo de Aperol y se despiden entre abrazos e intercambiando contactos de Whatsapp o siguiéndose en Instagram para compartir avances en sus respectivos tejidos.
Valentina, la organizadora, celebra el amplio grupo que ha asistido a su primera Knitting Party. “Hay de todo: gente que quiere probar materiales nuevos, otras que ya conocen, pero en general todas vienen por encontrarse con gente a la que le gusta lo mismo. A mí me pasaba que, tejiendo desde niña, ni en la universidad ni en el trabajo conocí gente que le gustara hacerlo. En estos encuentros, las tejedoras interactúan más allá del tejido, se hacen amigas y le dan un sentido real al concepto virtual de redes sociales”, remarca.
La gestora de este peluciar encuentro es Valentina Carrasco (28). Ingeniera comercial, devenida en febril tejedora y tallerista cuando decidió especializarse en la disciplina del palillo y el crochet que le inculcó su abuelita Rosa cuando tenía 7 años. Hoy día la joven es su propia marca como profesora de tejido con SeTeje.cl, un exitoso emprendimiento que evangeliza sobre el tejido moderno. El tradicional pasatiempo se ha reconvertido gracias a nuevos insumos y tendencias.
Valentina explica que tejer es considerado en la actualidad más que un hobby, una forma de relajo y meditación que, como agregado, permite crear una prenda que puede lucirse o infinidad de artículos decorativos.
“El tejido en Chile se ha modernizado mucho gracias a nuevos materiales y accesorios. Históricamente, estábamos acostumbrados a los ovillos acrílicos que se vendían en calle 21 de Mayo. Hoy la oferta es otra: lanas 100% naturales, muchísima variedades de colores y texturas, de palillos, de patrones y marcas como las que patrocinan las Knitting Parties y que ofrecen kits de tejido y diseños muy juveniles. Más allá del chalequito con flores o las calcetas de lana. Creo que cada cosa tiene su momento y este es el momento del tejido moderno”, señala al diario La Nación la maestra de esta ceremonia festiva.
La marca española We Are Knitters creó esta tendencia de tejedores y tejedoras (o quienes quieren aprender a tejer) que se reúnen en bares, cafeterías y parques, mientras picotean algo, para compartir experiencias, trucos y proyectos de lana o hilo. El único requisito es adquirir previamente un kit de la marca dueña de esta especie de franquicia. En esta ocasión, las chicas están reunidas en el Jardín Mallinkrodt, durante una estupenda tarde de verano en lo que antiguamente fuera el estacionamiento del restaurante de carnes “Muñeca Brava”.
En la barra, aguardan algunos hombres que acompañan a sus parejas en estas jornadas de tejido. Toman algún trago y ven alguna serie de Netflix en el celular mientras esperan. Otros papás hacen la hora en el Zoológico con los hijos y pasarán a la tarde a buscar a sus esposas y sus tejidos. Mientras suenan Mon Laferte y los Rolling Stones, la junta se ameniza con fotos grupales y obsequios de diversos negocios del tejido y accesorios como TiendaEW.cl o Lastitch.scl que tienen como clientas a estas fieles tejedoras.
MILLENNIALS AL CROCHET
El auge de este tejido más sofisticado tomó por sorpresa al mercado nacional que no dio abasto para el crecimiento exponencial de generaciones de jóvenes tejedoras y dio pie a nuevos proveedores nacidos desde el seno de estas.Para Vilma Aguirre (34), emprendedora de la TiendaEW.cl -de accesorios, lanas e hilados como trapillo, ribbon, cordón y macramé o bolsas con ingeniosas frases- la generación millennials está detrás de esta ascendente demanda. Jóvenes que vieron a sus madres y abuelas tejer y que hoy han postergado la maternidad, cuentan con más tiempo libre, recursos y una sociedad hiperconectada como caldo de cultivo.
“Entre mis clientes veo hombres y mujeres de menos de 35 años que se ‘apoderaron’ del tejido bajo un nuevo enfoque. Se han dado cuenta de que no estamos ante un ‘pasatiempo de señoras’ o la posibilidad de solo tejer chales o el típico centro de mesa que hacían las abuelitas. Un millennials toma ese mismo patrón circular que las mamás tejían y ponían encima de la tele, pero usando trapillo o cordón, lo convierten en una colorida alfombra de combinaciones que parecen mandalas”, comenta.
Estos emprendimientos son para clientes de intereses específicos sostienen las Knitting Parties. Otra organizadora de estos encuentros es Macarena Martínez (42), propietaria de la tienda Manomanitas.cl, quien ha realizado juntas de tejedoras en cafeterías y bares de Santiago, La Serena, Puerto Montt o Puerto Varas, entre otras.
La emprendedora cree que también es importante destacar la presencia de niños, adolescentes y hasta varones tejedores. “El hecho de que los hombres también sean parte de esta tendencia, es una muestra de la modernización y el derrumbe de algunos mitos como ‘solo las mujeres tejen’ o ‘solo las abuelitas lo hacen’, explica.
“PRÍNCIPE DEL CROCHET”
Precisamente, uno de estos hombres es Marcelo Cortés (22), un ovallino conocido en Instagram como @principe_del_crochet”.Este joven se especializa en el estilo japonés del crochet llamado amigurumi (o “peluche tejido” en dicho idioma) que permite crear figuras tridimensionales de lana a las que él ha dotado de una narrativa especial.
“No creo que por ser hombre mi tejido sea diferente al que hacen las tejedoras. Muchas de ellas hacen cosas fantásticas mientras yo solo me he dedicado al amigurumi, pero integrando relatos literarios que conectan a las figuras que tejo entre sí con cuentos y un universo propio que espero reunir en un libro dentro de poco”, dice sobre un mundo de manualidades que se cruza permanentemente entre sí a partir de citas como los Knitting Parties.
Por estos días, el “príncipe del tejido” concluye una pieza gigante de amigurumi -del tamaño de un niño- hecho con el material de moda de la temporada: el trapillo, una gruesa fibra de algodón permite grandes tejidos y que es provista por TiendaEW.cl. En general, referentes del tejido operan como embajadores de este tipo de emprendimientos impulsando ese mercado.
La fiesta de tejido en el Jardín Mallinkrodt termina poco antes del anochecer. Las chicas apuran el último sorbo de Aperol y se despiden entre abrazos e intercambiando contactos de Whatsapp o siguiéndose en Instagram para compartir avances en sus respectivos tejidos.
Valentina, la organizadora, celebra el amplio grupo que ha asistido a su primera Knitting Party. “Hay de todo: gente que quiere probar materiales nuevos, otras que ya conocen, pero en general todas vienen por encontrarse con gente a la que le gusta lo mismo. A mí me pasaba que, tejiendo desde niña, ni en la universidad ni en el trabajo conocí gente que le gustara hacerlo. En estos encuentros, las tejedoras interactúan más allá del tejido, se hacen amigas y le dan un sentido real al concepto virtual de redes sociales”, remarca.