En conversación con radio Cooperativa, el represente de la organización detalló el “Mapa chileno de los delitos de abuso sexual y de conciencia cometidos en entornos eclesiásticos”, que fue presentado el fin de semana, sosteniendo que ello devela que prácticamente todas las órdenes o congregaciones existentes en Chile tienen, por lo menos, un abusador.
Dicho trabajo recoge más de 260 casos registrados a lo largo de todo del país, entre Arica y Puerto Natales, desde la década del ‘70 en adelante.
“Son los casos que nosotros logramos recopilar, ya sea por testimonio directo de sobrevivientes o por artículos de prensa, más los datos que ha publicado lentamente la Iglesia Católica”, precisó Kramer, quien enfatizó que en el listado “falta mucha información”.
“De hecho, en estos días, desde que hicimos el lanzamiento, ya hay gente que se ha empezado a comunicar a través de nuestra página, así que esperamos hacer pronto, lamentablemente, una actualización (con casos adicionales)”, indicó.
El portavoz contó además que entre los abusadores identificados “no solamente hay hombres, hay tres mujeres”. “Hay monjas que han sido acusadas de abuso sexual, de poder o de conciencia, también hay laicos: profesores que, en contextos de colegios católicos, cometieron abusos”, añadió.
Recalcó que muchos de ellos, en su momento fueron trasladados o, simplemente, expulsados de los colegios sin ser entregados a la justicia por las distintas congregaciones, “hecho que a nosotros nos parece gravísimo”.
Consultado por los casos más graves consignados por el mapa, Kramer subrayó que “están los jesuitas, que están entre las tres congregaciones con mayor cantidad de abusadores; está el caso Karadima, los casos maristas dentro de los más conocidos públicamente”.
Sin embargo, acotó, “esto demuestra lo que nosotros venimos planteando hace un año: que esto no es un problema de un abusador o una manzana podrida en el cajón, sino que es un problema de estructura”.
El directivo de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico apuntó además que la jerarquía eclesiástica ha mostrado una “actitud ambivalente” frente a esta realidad, y puso como ejemplo que, por orden del Vaticano, “se han entregado (a la Justicia chilena) sólo 200 hojas de 2.500” que incluye el informe Scicluna.
En contraste, dijo, “la Fiscalía se ha portado excelentemente bien con nosotros”, por lo que “es ahí donde tenemos que denunciar”, concluyó.