La instancia acordó, en este primer encuentro, además de la conformación formal del equipo, establecer coordinaciones con la Cámara de Diputados y con la Biblioteca del Congreso Nacional para retomar las acciones que permitan reformar la actual normativa. La siguiente reunión se efectuará en abril de este año.
El presidente del Senado, Carlos Montes, valoró el inicio formal de este grupo de trabajo, pues se trata de “un tema largamente anhelado por los trabajadores del Senado, que cuenta con la presentación de un anteproyecto, que está pendiente desde 2015. Esperamos que esta iniciativa avance y que se logre una reestructuración adecuada”.
En su propuesta, Montes incluyó la creación de tres nuevas figuras en la orgánica de la corporación: la de un prosecretario legislativo, otro de finanzas y uno especial para comunicaciones. Las asociaciones de funcionarios, de profesionales y de Secretaría temen que sean “cargos de confianza política” y que no se respete la carrera del funcionario para llenarlos.
Además, la polémica está cruzada por los altos sueldos del secretario de la mesa del Senado, Mario Labbé, quien dejará el cargo el próximo 8 de marzo, y del prosecretario y tesorero, José Luis Alliende. Son $16 millones en el caso del primero y de $9,3 millones en el segundo, pero que con bonos por complemento de jornadas, bienios y cumplimiento de metas, puede pasar los $20 millones.
Montes, quien dejará el cargo el 11 de marzo próximo, afirma que su proyecto busca modernizar el Senado conforme a las exigencias de las transformaciones ciudadanas y para eso requiere una reestructuración que debe partir por quien tiene el cargo más alto dentro de la administración interna, es decir, por el secretario Labbé, a quien le pidió la renuncia, pero éste se negó a acogerse a un retiro anticipado.