La rinitis alérgica es una condición frecuente que afecta a millones de personas en todo el mundo, sobre todo en periodos estacionales como la primavera. A menudo, sus síntomas pueden confundirse con los de un resfriado común, especialmente durante estos meses. Mientras que ambas afecciones comparten características como congestión nasal, estornudos y secreción nasal, sus causas y tratamientos son muy diferentes.
Reconocer la diferencia entre una simple infección viral y una rinitis alérgica es clave para encontrar el tratamiento adecuado y mejorar la calidad de vida.
¿Cómo se confunde con un resfrío?
Uno de los mayores desafíos al diagnosticar la rinitis alérgica es que sus síntomas pueden ser casi idénticos a los de un resfrío común. Las personas suelen experimentar:
- Congestión nasal
- Estornudos frecuentes
- Goteo nasal
Sin embargo, existen diferencias clave entre estas dos afecciones. Los resfríos son causados por virus y generalmente duran entre 5 a 7 días, acompañados de síntomas como dolor de garganta, malestar general y fiebre ocasional. En cambio, la rinitis alérgica es una respuesta del sistema inmunológico a alérgenos como el polvo, el polen o la caspa de mascotas, y puede durar semanas o meses si no se trata adecuadamente.
Factores de riesgo
La rinitis alérgica es más común en personas con antecedentes familiares o personales de atopia, afección que aumenta el riesgo de alergias, asma, dermatitis, entre otros. Los factores que pueden aumentar el riesgo incluyen:
- Exposición continua a alérgenos como ácaros del polvo, polen, moho, caspa de animales, o cucarachas.
- Vivir en áreas con altos niveles de polen o contaminación del aire.
- Fumar o exposición al humo del tabaco.
- Tener otras afecciones alérgicas, como eccema o asma.
- Trabajar en ambientes donde hay sustancias irritantes en el aire, como químicos o polvo.
Qué síntomas puedes presentar
Los síntomas más comunes de la rinitis alérgica incluyen:
- Estornudos recurrentes
- Congestión nasal o nariz que gotea
- Picazón en la nariz, ojos, garganta y oídos
- Ojos llorosos o enrojecidos
- Ojeras debido a la congestión nasal prolongada (a veces llamadas “ojeras alérgicas”)
- Fatiga o irritabilidad por la congestión persistente y dificultad para dormir
Estos síntomas tienden a empeorar al estar en contacto con los alérgenos, y son más pronunciados en determinadas épocas del año, especialmente en primavera o verano, cuando los niveles de polen son más altos.
Diagnóstico de rinitis alérgica
El diagnóstico de la rinitis alérgica generalmente se basa en una combinación entre la historia clínica, con síntomas y signos físicos clásicos y la exposición a posibles alérgenos. Algunos de los signos al examen físico más clásicos son la inflamación nasal, ojeras alérgicas y enrojecimiento en los ojos.
El estudio con exámenes específicos permite confirmar la sensibilidad a ciertos alérgenos. Entre estas pruebas, las más comunes son el test cutáneo o prick test, que consiste en aplicar pequeñas cantidades de diferentes alérgenos en la piel para observar la reacción, y los análisis de sangre, como el test de inmunoglobulina E (IgE), que mide la respuesta del sistema inmunológico a los alérgenos.
Un diagnóstico adecuado es fundamental para diferenciar la rinitis alérgica de otras afecciones como sinusitis o resfriados crónicos, lo que permite establecer el tratamiento más eficaz. Es importante denotar, que en general, las alergias son respuestas inmunológicas crónicas, por lo que su diagnóstico también implica el manejo de ellas para toda la vida.
Tratamiento de la rinitis alérgica
El tratamiento de la rinitis alérgica se centra en dos enfoques principales: evitar los alérgenos y reducir los síntomas con medicamentos.
1. Evitar los alérgenos: La primera línea de defensa es minimizar la exposición a los alérgenos que desencadenan los síntomas. Si bien, muchas veces es más díficil evitarlos al encontrarse en el aire, algunos consejos que te pueden ayudar incluye:
- Mantener las ventanas cerradas durante temporadas de alto polen.
- Usar purificadores de aire y filtros HEPA.
- Lavar la ropa y la ropa de cama con frecuencia para eliminar los alérgenos acumulados.
- Evitar las mascotas o asegurarse de que no entren en las habitaciones.
- Evitar el tabaco intradomiciliario
2. Medicamentos: Si evitar los alérgenos no es suficiente, se pueden usar medicamentos para aliviar los síntomas:
- Antihistamínicos: Bloquean los efectos de la histamina, sustancia que el cuerpo libera durante las reacciones alérgicas. Son efectivos para reducir la picazón, los estornudos y la secreción nasal.
- Descongestionantes: Ayudan a reducir la congestión nasal, pero no se deben usar durante períodos prolongados debido al riesgo de efectos secundarios.
- Corticosteroides nasales: Son muy eficaces para reducir la inflamación nasal y pueden ser una opción a mediano plazo.
- Inmunoterapia: Para las personas con alergias graves, la inmunoterapia, que implica inyecciones o tabletas sublinguales que contienen pequeñas cantidades de alérgenos, puede ayudar a reducir la sensibilidad con el tiempo.
En conclusión, aunque la rinitis alérgica puede parecer un simple resfriado, sus causas y tratamientos son únicos. Reconocer los factores de riesgo y buscar el tratamiento adecuado puede marcar una gran diferencia en la vida diaria de quienes la padecen.
Dra. Daniela González
Médico Cirujana