.Héctor Roldán Vargas, CEO Simple Consulting.
El Gobierno envió el lunes a Contraloría la ley que permite a más de 11 millones de afiliados retirar el 10% de sus fondos de pensión desde las AFP. Acto seguido, la entidad tomó razón y la ley fue publicada en el Diario Oficial. Hasta ahí todo bien, pero ¿qué pasará después, cuando las administradoras tengan que ejecutar los pagos a los afiliados?, ¿sus canales digitales funcionan al 100% con seguridad y rapidez?
Uno de los principales impactos del Covid ha sido en la movilidad social, por cuanto la OMS ha sugerido a los gobiernos a nivel global implementar rígidas cuarentenas, orientadas a cuidar a la población y evitar así la propagación del virus.
De este modo, el principio general, para el retiro de los fondos, dada la emergencia provocada por la pandemia, es que el pago se ejecute en forma remota, por los canales digitales de cada AFP, para lo cual no se pedirá clave de acceso, aspecto que tiene ventajas y desventajas.
Lo positivo es que permitirá hacer el trámite de forma ágil. Lo negativo es la poca seguridad para el usuario, toda vez que hay transacciones de dinero de por medio. En otras palabras, lo que se busca transmitir a la ciudadanía, es que no se requiere ir presencialmente a ninguna oficina.
El proceso de digitalización exige modificar las reglas del juego. El mundo ya cambió. Lo que parecía ser una película de ciencia ficción ya es una realidad debido al fuerte impulso de la tecnología. La crisis del Covid agilizó la transformación digital, impactando de manera directa, en la industria financiera y aseguradora.
De este modo, el Onboarding Digital, un proceso de identificación no presencial que permite activar un nuevo producto o servicio de manera online, a través de cualquier dispositivo móvil, se ha vuelto cada vez más usado en mercados como EEUU o Europa, ya que se eliminan los formularios y los desplazamientos. Y las entidades suman una mejora sustancial en la experiencia de usuario.
En Chile, la industria de manera transversal ha tenido que implementar mejoras en sus canales online para brindar servicios más amigables, eficaces y seguros, donde se busca blindar la identidad y privacidad de usuarios y empresas, y por otro lado, garantizar la seguridad de la información que se está evaluando.
Para lo anterior, la identidad digital, sencilla de obtener y fácil de usar, a pleno rendimiento, permitiría que el Estado y entidades privadas, puedan funcionar en tiempo real, y sin mayores demoras. El desarrollo de la identidad digital es un elemento vital para impulsar la economía y apoyar la transformación de la sociedad, y los nuevos modelos productivos en el escenario post Covid.
De este modo, la identidad digital, está en el epicentro de un debate sobre la privacidad del consumidor, la interoperabilidad de los datos y el futuro de una web abierta.
Un sistema común de calidad o un marco de referencia de calidad de datos, funcionan mejor si son aceptados universalmente, y bien administrados e implementados desde el Estado. De este modo, se generará una capa de seguridad, que ayudará a generar un mercado más saludable.
Esta alternativa, proporcionará una experiencia más segura y rápida al ciudadano, y fomentaría además la competencia y la innovación.
.Héctor Roldán Vargas, CEO Simple Consulting.