La revolución de los pingüinos, la larga y extenuante aprobación de la reforma a la Educación Superior, donde se instaló la gratuidad. Todo este desgaste y protesta estudiantil, podría hacer desaparecer la gratuidad en las instituciones universitarias, por omitir en su texto actual cualquier referencia al financiamiento en la Educación Superior, apunta Elisa Araya, rectora de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE). 

La autoridad académica de la UMCE, institución referente de la educación en Chile, alza la voz y señala su preocupación por el tema del posible fin de la gratuidad, si se aprueba el texto de la propuesta constitucional, tal y como está. 

“La omisión sobre el financiamiento de la educación superior en la nueva propuesta de Constitución puede ser leída como el fin de la gratuidad universitaria. Si esto es así, tendríamos que preparar a más del 54% de la matrícula de IES adscritas a gratuidad para el endeudamiento como modo de financiar estudios o simplemente no seguir estudiando. La Nueva constitución al omitir el financiamiento de la educación superior, traería el regreso del endeudamiento y el fin de la gratuidad”, explica la Dra. en Educación. 

Movimientos estudiantiles estuvieron por más de una década demandando educación “gratuita y de calidad hasta el cansancio, con ‘un pie en las calles y otro en el Congreso’ como decían ellos, liderados por quienes hoy dirigen el país, como el hoy Presidente de la República, Gabriel Boric o Camila Vallejo, vocera de Gobierno, entre una larga lista de políticos, hoy instalados en el poder”, detalla. 

La rectora Araya señala que esta noticia “es una mala noticia, pues niega la energía social que han desplegado, tanto los jóvenes como la comunidad en general, desde hace varias décadas, para alcanzar el derecho de acceso a educación superior que no restrinja, por cuestiones económicas, el ingreso de talento a las universidades, y, por sobre todo, que los estudios superiores no impliquen un endeudamiento, que luego se constituye en un verdadero lastre y traba al desarrollo de las personas. Como si esta historia no la conociéramos y no supiéramos a donde nos conduce”.

Añade que “entre tanta enmienda y votaciones, entre tanto artículo, comisión experta y observaciones, ha pasado desapercibido el tema de la gratuidad, que ha permitido a más del 50% de los estudiantes chilenos poder estudiar en la universidad, sin endeudarse”.   

“Es claro que el rango que se le entrega a la educación en la nueva propuesta constitucional, no representa su verdadero valor de palanca de desarrollo social y económico del país. Si así fuera, ésta debería ser formulada como derecho humano fundamental, y como una obligación del Estado garantizarla y financiarla, desde el pre kínder a la educación superior. Todo lo anterior, sin perjuicio que las familias ejerzan el rol fundamental en la educación de sus hijos e hijas escogiendo los proyectos educativos que mejor representen sus valores y visiones de mundo”, reflexiona la autoridad académica.  

Asimismo, Araya lamenta que los articulados dedicados a la Educación Superior sean conservadores, “ya que no representan ningún avance o visión innovadora de este derecho que, como todos podemos constatar año tras año en los resultados escolares, sigue estando al debe. Continuamos desperdiciando el recurso más importante para el desarrollo de nuestro país, que son las personas, sus capacidades y su creatividad”, para finalizar señalando que “a las mismas soluciones, mismos resultados”