Resulta sumamente preocupante el escenario epidemiológico al que América Latina está expuesta hoy en la actualidad en materia de salud pública. Y así lo ha manifestado recientemente la Organización Panamericana de la salud (OPS).
Y es que, en el caso de Chile, los altos índices de inmigración de los últimos años, sumado a la creciente tendencia anti-vacunas, han propiciado la reaparición de nuevos brotes de enfermedades que estaban eliminadas del mapa sanitario nacional, como es el caso del sarampión que, en menos de un mes, ya presenta siete casos importados notificados en la Región Metropolitana y casi 17.000 en lo que va del año en América Latina.
Ello no ocurre por condiciones higiénicas inadecuadas, pobreza o falta de acceso a la salud, como era en el siglo pasado. Aunque parezca contraproducente, hoy, con un alto nivel de desarrollo de los países, un aumento exponencial de viajes al extranjero, e importantes avances e innovaciones en materia científica y tecnológica, estamos teniendo que enfrentar la propagación de patologías que habían quedado atrás.
Lo anterior tiene mucho que ver con la sociedad actual y nuestra manera de vivir en el inmediatismo y con mirada a corto plazo, desestimando u olvidando muchas veces los aprendizajes que la historia nos ha dejado. Basta retroceder 50 años para encontrarnos con un Chile con tasas de mortalidad infantil cercanas al 80 por mil recién nacidos vivos (comprada con el 6,9 actual), y con hospitales repletos de niños aquejados por enfermedades tales como tuberculosis, neumonía, gastroenteritis bacteriana, sarampión, poliomielitis, difteria, etc. Aunque en la actualidad no tengamos escenarios tan dramáticos como este en Chile, no por ello debemos pensar que no volverán y, por ende, desestimar los mecanismos que nos llevaron al control de su transmisión.
Si bien debemos agradecer las bondades de la tecnología, la aparición y viralización de noticias falsas y posturas anti-inmunización están generando un profundo daño a los mecanismos de protección y cuidado de la salud pública de la población que tantos años ha costado instaurar. Asimismo, se está atentando contra la evidencia científica que demuestra la efectividad de la vacunación en la prevención y eliminación de enfermedades infectocontagiosas a lo largo de la historia, práctica que cada minuto salva 5 vidas en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Tengo la convicción de que en la medida que no logremos bloquear la llegada o reaparición de enfermedades transmisibles en la población, mediante mecanismos de prevención efectivos como la vacunación, nos iremos alejando del desarrollo al que aspiramos como país. El llamado es a no ser desmemoriados y tomar los aprendizajes del pasado como una lección para construir un futuro con salud, bienestar y calidad de vida.
• Dra. Paula Guzmán Merino, miembro del comité editorial de la Sociedad Chilena de Pediatría, Médico Jefe Servicio de Pediatría Clínica U. de los Andes.