Por razones que nada tienen que ver con decisiones médicas, la mutilación genital femenina (MGF) es un flagelo que se busca erradicar de varios países, sobre todo los africanos, y que ha dañado la salud y vulnerado los derechos de las mujeres desde tiempos inmemoriales.

Esta ancestral práctica comprende todos los procedimientos consistentes en alterar o dañar los órganos genitales femeninos, basada argumentos socioculturales y sanitarios imposibles de concebir en la época actual y que a todas luces violan de los derechos de las mujeres y niñas, puesto que refleja una desigualdad entre los sexos muy arraigada, y constituye una forma extrema de discriminación.

La primera razón para practicar esta tortura que muchas veces ha terminado causando la muerte a quienes se les efectúa, se refiere al aspecto sexual, ya que busca controlar la sexualidad femenina y disminuir el deseo en tal sentido. Le sigue el factor sociológico al ser concebida como rito de iniciación sexual en las niñas.

Otra argumentación es la higiene y estética, porque se cree que los genitales femeninos son sucios y antiestéticos, a la que se suma la sanitaria entiendo que aumenta la fertilidad y hace el parto más seguro.

La creencia religiosa también es considerada para la MGF, ya que se considera que la amputación genital es un precepto religioso.

VULNERACIÓN DE LAS MUJERES

La experta y directora del centro Miintimidad, Odette Freundlich, explica que “esta práctica vulnera los derechos a la salud física y psicológica de las mujeres, causando graves secuelas en la vida sexual y muchas complicaciones ginecológicas y emocionales”.

Sostiene que las razones expuestas para realizar la mutilación del clítoris están profundamente erradas, subrayando, por ejemplo, que el deseo sexual que se busca inhibir no se genera en esa parte del órgano genital femenino, sino que en el cerebro.

¿CÓMO SERÍA LA SEXUALIDAD SIN CLÍTORIS?

La kinesióloga especialista en disfunciones del suelo pelviano y sexualidad, cuenta que esta forma de degradar a la mujer que se practica en 29 países, la mayoría africanos y en otros de Asia y Europa y en la tribu Emberá en Colombia, atenta contra la integridad física y emocionalidad de las afectadas que en el mundo suman 200 millones, según cifras de la ONU.

“Sabemos que el clítoris es la única estructura que está en el cuerpo, cuya única función es producir placer, y tiene 8.000 terminaciones nerviosas a diferencia de la vagina que posee la mitad. La zona más sensible del genital femenino es sólo el tercio externo de éste”.

Por ello en la mujer representa al glande del pene en el hombre, en donde se encuentra la zona más placentera y de mayor sensibilidad, indica la profesional. “Me gustaría que los hombres también se preguntaran ¿cómo sería su sexualidad, si se les realizara una mutilación del glande, como a tantas mujeres les sucede con su clítoris en el mundo?”.

Después de que la ONU en el año 2012 aprobó una resolución de prohibir la mutilación genital femenina, Nigeria fue el primer país en condenar esta práctica abiertamente y que cada 6 de febrero como este día conmemora el Día de “Tolerancia Cero” para la Mutilación Genital Femenina.