El pasado sábado la Sociedad Chilena de Infectología (Sochinf) confirmó el primer caso en nuestro país de una persona contagiada con Candida Auris, un peligroso hongo que puede llegar a ser mortal. Esta especie puede afectar el torrente sanguíneo, el sistema respiratorio, la orina y heridas previas de pacientes que estén con el sistema inmune debilitado.
El caso se trata de un ciudadano indio radicado en Chile y que había sido trasladado durante agosto de 2018 a Bombay, a raíz de un diagnóstico previo de diabetes. Una semana después de su regreso a Chile, tuvo síntomas relacionadas a una necrosis y luego de que se le practicaran varios exámenes en el Hospital del Salvador, se confirmó que el hongo estaba alojado en una herida.
El Candida Auris fue descubierto hace 9 años en Corea del Sur, pero en la actualidad se ha transformado en una verdadera amenaza por su fácil propagación y resistencia a los medicamentos antifúngicos. Es particularmente peligroso para quienes son enfermos de cáncer, niños pequeños, adultos mayores o personas con su sistema inmune debilitado por enfermedades o una cirugía reciente.
El académico del Departamento de Ciencias Biológicas y Químicas de la Universidad San Sebastián, Claudio Figueroa, señaló que “es un hongo microscópico que pertenece al grupo de las levaduras. Una persona sana normalmente pueden tener hongos en distintas partes del cuerpo, pero no le ocasiona ningún problema”.
“El blanco principal del Candida Auris, son aquellas personas que tienen baja inmunidad y por contacto directo con alguien que tiene este hongo o por el ingreso de material o instrumental hospitalario, se produce el contagio”, agregó.
El académico explicó que como especie y a nivel molecular “los seres humanos somos muy parecidos a los hongos. Por eso es que cualquier medicamento antimicótico puede afectarnos también a nosotros, lo que limita la variedad de estos fármacos y a la vez aumenta la chance de generar resistencia”.
“El mayor peligro es que es multi resistente a los antimicóticos y sólo hay dos fármacos que son la Anfotericina B y las Equinocandinas que pueden ser administrados vía intravenosa para enfrentar esta infección intrahospitalaria”, aclaró.
Señaló que “la micosis sistémica que ocasiona este tipo de hongos, provoca cuadros febriles, enfermedades respiratorias, complicaciones cardiacas, además de afectar el cerebro y la sangre al presentarse cuadros de meningitis y septicemia. Esto, porque el hongo para alimentarse lanza enzimas hacia el exterior que degradan los tejidos ocasionando su muerte o necrosis”.
Las medidas para prevenir el contagio tienen que ver con la higiene personal y la desinfección de ambientes y superficies de los recintos hospitalarios.
Figueroa afirmó que cuando hay una persona contagiada, la única forma de evitar la propagación de este hongo es aislando al paciente y que el personal del centro asistencial adopte las medidas de control correspondientes.
El caso se trata de un ciudadano indio radicado en Chile y que había sido trasladado durante agosto de 2018 a Bombay, a raíz de un diagnóstico previo de diabetes. Una semana después de su regreso a Chile, tuvo síntomas relacionadas a una necrosis y luego de que se le practicaran varios exámenes en el Hospital del Salvador, se confirmó que el hongo estaba alojado en una herida.
El Candida Auris fue descubierto hace 9 años en Corea del Sur, pero en la actualidad se ha transformado en una verdadera amenaza por su fácil propagación y resistencia a los medicamentos antifúngicos. Es particularmente peligroso para quienes son enfermos de cáncer, niños pequeños, adultos mayores o personas con su sistema inmune debilitado por enfermedades o una cirugía reciente.
El académico del Departamento de Ciencias Biológicas y Químicas de la Universidad San Sebastián, Claudio Figueroa, señaló que “es un hongo microscópico que pertenece al grupo de las levaduras. Una persona sana normalmente pueden tener hongos en distintas partes del cuerpo, pero no le ocasiona ningún problema”.
“El blanco principal del Candida Auris, son aquellas personas que tienen baja inmunidad y por contacto directo con alguien que tiene este hongo o por el ingreso de material o instrumental hospitalario, se produce el contagio”, agregó.
El académico explicó que como especie y a nivel molecular “los seres humanos somos muy parecidos a los hongos. Por eso es que cualquier medicamento antimicótico puede afectarnos también a nosotros, lo que limita la variedad de estos fármacos y a la vez aumenta la chance de generar resistencia”.
“El mayor peligro es que es multi resistente a los antimicóticos y sólo hay dos fármacos que son la Anfotericina B y las Equinocandinas que pueden ser administrados vía intravenosa para enfrentar esta infección intrahospitalaria”, aclaró.
Señaló que “la micosis sistémica que ocasiona este tipo de hongos, provoca cuadros febriles, enfermedades respiratorias, complicaciones cardiacas, además de afectar el cerebro y la sangre al presentarse cuadros de meningitis y septicemia. Esto, porque el hongo para alimentarse lanza enzimas hacia el exterior que degradan los tejidos ocasionando su muerte o necrosis”.
Las medidas para prevenir el contagio tienen que ver con la higiene personal y la desinfección de ambientes y superficies de los recintos hospitalarios.
Figueroa afirmó que cuando hay una persona contagiada, la única forma de evitar la propagación de este hongo es aislando al paciente y que el personal del centro asistencial adopte las medidas de control correspondientes.