La trayectoria del psicólogo Jaime Sánchez, quien se describe a sí mismo como un “psicólogo positivo”, abarca desde la terapia clínica a la sexología como elemento medular del bienestar humano. El profesional es también el gestor del proyecto “Felisex”, una investigación innovadora en la que integra métodos cualitativos y cuantitativos para alcanzar una gran teoría que explica la felicidad como resultado de una sexualidad plena.
Para ello, ha reunido evidencias y entrevistas recorriendo más de 14 países en los que los sujetos de estudio viven esa correlación entre el sexo, el bienestar, la aceptación, el respeto, la no discriminación y el autocuidado.
En contra de su iniciativa, Sánchez tiene toda la cultura occidental. La tradición del pecado original, del sexo como deseo opuesto a la supuesta virtud judeocristiana en lugar de una pulsión original y biológica suele ser el origen de la mayoría de las consultas que el terapeuta recibe a diario. “Suelo ver seguido cómo las personas llegan en busca de alivio ante lo que creen una gran carga. La mayoría de las creencias negativas sobre la sexualidad no tienen nada de anormalidad, pero generan angustias producto de los juicios de valor asociados al sexo”, señala sobre un sesgo en el que las personas tratan de ajustarse a una norma que no es la propia y que obedece a convenciones sociales.
“Desgraciadamente es común que cuando vemos que alguien se comporta de determinada manera o ve el sexo de manera distinta a la nuestra, empezamos a compararnos en la cantidad de sexo que se tiene a la semana, cuánto se debería durar en la cama y asumir los gustos de otros como ‘normalidades’. Lo normal es lo que es para nosotros mismos es nuestra sexualidad y las relaciones de pareja, de acuerdo a la importancia que le demos y no lo que la sociedad, los compañeros de trabajo o los amigos manifiesten”, señala.
En torno a esa misma muestra que su proyecto investigativo lleva adelante, Sánchez prefiere al ciudadano común y corriente, conservadores y más liberales, también el promedio y sus distintos estados de la vida. No sólo la fase reproductiva o el fragor hormonal adolescente.
“Si bien uno está activo sexualmente más de la mitad de la vida, suele olvidar que durante la tercera edad también existe una dimensión sexual que es sumamente importante, pero que ha sido invisibilizada, también por razones culturales. Tiende a pensarse que la actividad sexual va decayendo a medida que se envejece, pero normalizar esa idea también es un error porque los seres humanos somos seres sexuados y nuestras circunstancias van cambiando a lo largo de nuestra vida en todo orden de cosas, más allá de la frecuencia o la manera de relacionarnos con la sexualidad”, explica el psicólogo.
Es más específico cuando ejemplifica con la figura cómica y popular que se hace del abuelito con apetito sexual o la idea sagrada de las abuelas destinadas a tejer, cocinar rico o disfrutar de sus nietos sin otro placer en la vida. “Eso es algo que acompaña incluso la caricatura de la madre que es totalmente desexualizada a nivel cultural o cuya figura como objeto de deseo pasa a segundo plano producto de una construcción puritana que la instala como una mujer pura, sin pecado alguno y menos una sexualidad normal”, cree el experto.
RELACIONES EN CONFINAMIENTO
Recientemente, investigadores de género y de la sexualidad puertas adentro, advertían que el escenario de confinamiento producto del Covid-19 y la cuarentena iba a traducirse en un aumento de la tasa de natalidad y también de divorcios. Especulaciones más o menos, Sánchez estima que ese tipo de generalizaciones entran en ese ámbito nocivo de la normalización de excepciones.
Considerando siempre que estamos viviendo un estado inédito a nivel mundial y personal, también hay que tener en cuenta -dice- que todas las personas manejan un nivel diferente de tolerancia a la incertidumbre, al estrés y el encierro, en este caso.
“Puede que para muchos esta situación de encierro, ansiedad e inseguridad genere un aumento de la líbido. Pero, por otra parte, hay otros para quienes este nivel de estresores se expresa en una falta de deseo por completo, una desconexión de su apetito sexual o el de su pareja. Entender estas diferencias es importante para una pareja confinada desde hace semanas y meses, para superar esto es fundamental conversar mucho y mantenerse conectado respecto de las diferencias y maneras de reaccionar ante ese escenario que no tiene precedentes”, invita.
Jaime Sánchez mantiene una rica comunicación con sus más de 36 mil seguidores en @jaimesanchezbarcelo, su página web JaimeSanchez.cl y la cuenta de su proyecto @felisex en Instagram.
