Las turberas de la Patagonia juegan un rol crítico en la regulación del clima del planeta, al captar el carbono de la atmósfera y almacenarlo en sus profundas capas de materia orgánica inalterada. Y fue precisamente ese proceso ambiental el que inspiró el proyecto “Turba Tol”, a cargo de la curadora Camila Marambio y de un equipo integrado por los creadores e investigadores Carla Machiavello, Ariel Bustamente, Alfredo Thiermann y Dominga Sotomayor, además de Juan Pablo Vergara en gestión y producción.

 Esta propuesta será la que representará a Chile en la 59° Bienal de Arte de Venecia, el reconocido certamen mundial que se inaugurará en abril de 2022, en la ciudad italiana. La noticia fue conocida en esta jornada, luego de que la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Consuelo Valdés, notificó al equipo que resultó ganador tras la convocatoria pública realizada por el Ministerio.

La secretaria de Estado  destacó que “la participación de Chile en este certamen es de gran relevancia, siendo la Bienal de Arte de Venecia una instancia histórica para la difusión internacional de arte contemporáneo. Las reflexiones y articulaciones de ‘Turbal Tol’ dan cuenta de un extraordinario trabajo colaborativo transdisciplinar que nace desde la reflexión medioambiental y que asume múltiples desafíos, los cuales sabemos, desde la trayectoria de cada una de las personas del equipo, se traducirán en una contundente representación de Chile en este encuentro”.

Ubicadas en distintas latitudes del planeta y consideradas entre los ecosistemas más valioso, las turberas buscan urgentemente ser conservadas, ante lo que “Turba Tol” busca remediar no solo la escasez de atención pública hacia las turberas sino también hacia su conocimiento en los campos académicos de las humanidades ambientales, la práctica curatorial y el arte ambiental. El proyecto está orientado a un enfoque ético que busca evidenciar múltiples formas de conocimiento necesarias para su conservación.

De carácter multidisciplinar, multimedia e instalativo, “Turba Tol” se desenvuelve en la práctica artística colectiva. Además del equipo central de trabajo, cuenta con la colaboración de otros artistas, científicos y fundaciones, entre ellas la iniciativa de Turberas de la Patagonia, la Wildlife Conservation Society-Chile, Hach Saye (organización cultural indígena Selk’nam) y Ensayos (Plataforma curatorial de investigación ecológica), entre otras. A partir de un trabajo con activistas y científicos busca sopesar el desconocimiento sobre las turberas y expandir el conocimiento sobre este ecosistema más allá de un sector científico.

“Turba Tol” nace de la plataforma “Ensayos”, que se ha desarrollado por más de diez años de investigación eco-cultural en Tierra del Fuego y se inscribe dentro de la genealogía del arte ambiental. El nombre completo del Pabellón Turba Tol Hol-Hol Tol, se construye desde la palabra Tol (corazón en Selk’nam) y Hol- Hol, turbera.

CHILE EN LA BIENAL DE VENECIA

La participación de Chile en la Bienal de Arte de Venecia se realiza desde un trabajo mancomunado entre el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio y la Dirección de Asuntos Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores, DIRAC.

Fue en la 53 Bienal de Arte de Venecia, en el 2009, cuando el país tuvo por primera vez un pabellón propio de la mano del artista Iván Navarro y su obra “Threshold”, curada por los chilenos Antonio Arévalo y Justo Pastor Mellado. Luego fue el turno de Fernando Prats en el 2011 con “Gran Sur”, curada por el español Fernando Castro Florez y en 2013 Alfredo Jaar inauguró su pabellón “Venezia, Venezia”, bajo la curaduría de Madeleine Grynsztejn.

En 2015 las artistas Paz Errázuriz y Lotty Rosenfeld presentaron “Poéticas de Disidencia”, curada por la crítica Nelly Richard, y el artista Bernardo Oyarzún el 2015, con “Werken”, junto al curador paraguayo Ticio Escobar. Desde 2015 este pabellón se define a través de un concurso público y desde 2017 se constituye como concurso internacional. En 2019 la artista Voluspa Jarpa presentó “Altered Views”, bajo la curaduría del español Agustín Pérez Rubio.