En conversación con radio Infinita, Del Campo sostuvo que “nuestro mayor pecado es la soberbia, hemos sido soberbios durante mucho tiempo para apuntar a otros miembros de nuestra Iglesia, sacerdotes de otras congregaciones, autoridades y por lo tanto es algo que debemos asumir y tenemos que pedir perdón también (…) ese reconocimiento tenemos que hacerlo y por eso ayer pedí perdón a la Iglesia”.
Tras dar a conocer este martes el informe que realizó el abogado penalista Waldo Bown, el provincial pidió perdón por esta “dura verdad” y añadió que “presentaremos los antecedentes al Ministerio Público”, el que -añadió- deberá establecer judicialmente si no hubo encubrimiento.
“NO TUVIMOS LOS CONTROLES NECESARIOS”
En relación al informe Del Campo puntualizó que existen “tres conclusiones macizas: que un jesuita cometió estos abusos y que son graves y sistemáticos, eso es lo primero, que alguien que pertenece a nuestra congregación en sí mismo es un drama inimaginable”.“Lo otro –agregó- es que otras personas tuvieron información a modo de rumores; y lo último es que no sólo son responsabilidades individuales sino que como organización no tuvimos los controles necesarios para que esta persona no manejara la cantidad de dinero que manejó”.
Sobre el fallecido sacerdote indicó que “él siempre me pareció una persona emprendedora, encantadora, simpática, pero de las pocas cosas me recuerdo era que tenía alta actividad social, llegaba más tarde, pero eso no es sólo él, y uno lo atribuía a ese tipo de cosas, honestamente nunca tuve una señal”.
Añadió que “por eso me pregunto hasta dónde nosotros tenemos que tener un control más eficaz y también hasta dónde podemos confiar en la libertad de las personas”.
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