Tras un viaje de 24 horas, que se inició en el Líbano, los refugiados fueron recibidos en el Aeropuerto Internacional de Santiago por la Presidenta Michelle Bachelet, quien les dio la bienvenida y les aseguró que se harán “todos los esfuerzos posibles para que la adaptación sea rápida”.
“Nuestro deseo es que comiencen poco a poco a dejar atrás el miedo, el dolor y la incertidumbre (…) y que encuentren en nuestro país una tierra que los reciba con amistad, buena voluntad, para que puedan reconstruir su historia y hacer crecer sus familias en paz“, dijo la mandataria, rodeada de las familias refugiadas, muchas con bebés de brazos.
Las 66 personas conforman 14 familias, provenientes de ciudades sirias como Alepo o Damasco. De ellos, 32 son niños: el más pequeño de apenas tres meses de vida. Todos comenzarán sus nuevas vidas en la comuna de Macul, en Santiago, y en Villa Alemana, en el vecino puerto de Valparaíso, donde serán recibidos en viviendas amobladas.
Los niños se integrarán al sistema escolar a partir de marzo de 2018 (cuando arranca el próximo año escolar en Chile), mientras que los adultos recibirán clases de castellano y cursos de capacitación en diferentes oficios.
Según describió Bachelet, en el grupo hay sastres, joyeros, dueñas de casa y técnicos en aire acondicionado, entre otros oficios.
Una de las 15 familias seleccionadas finalmente no se subió al avión, según dijo Alfredo del Río, coordinador general del Programa de Reasentamiento.
“Es necesario comprender que para nadie es sencillo tomar la decisión de comenzar una vida nueva en un país tan lejano de su tierra de origen y separarse de su familia extendida y amigos”, explicó.
En 2008, Chile acogió a 28 familias palestinas.