Chile en los últimos 30 años ha manifestado un crecimiento demográfico insostenido, sustentado en el positivo boom económico de las últimas décadas. Sin embargo, es preocupante ver cómo en este tiempo ninguno de los gobernantes ha tomado medidas concretas ante esta situación.
El próximo 19 de noviembre elegiremos un nuevo presidente para el país, y mientras tanto, y luego de analizar el debate presidencial de nuestros candidatos las últimas semanas, creo que es imperioso preocuparse y ocuparse sobr-e qué medidas se tomarán acerca del crecimiento demográfico de nuestro país y de cómo éste afecta a las principales ciudades de Chile cuya expansión es inminente, provocando colapsos viales, deficiencia en el transporte público, mayor contaminación entre otras consecuencias que afectan día a día la calidad de vida de todos los chilenos.
Considero que sería primordial oír en lo que queda de campaña medidas concretas con respecto a esta situación, soluciones que se podrían dar a través de una regulación y control de las infraestructuras como lo han hecho ciudades como München, Zürich y Viena, que según Mercer, son las que presentan mejor calidad de vida en el mundo, pues planifican centralizadamente la ciudad (y no comunalmente), privilegian las áreas verdes, poseen control de la contaminación acústica, benefician el bien común frente al privado, entre otras políticas.
Alemania es el mejor ejemplo de un país organizado, es un país federal que constantemente impulsa el crecimiento de ciudades pequeñas para descentralizar las regiones más grandes incentivando la migración de los ciudadanos hacia los lugares en donde se es más barato vivir. Se motiva a crear industrias en localidades secundarias y asimismo se mejora la calidad de vida de sus habitantes.
Si Santiago y el resto de las regiones, siguen creciendo al ritmo que lo han hecho hasta ahora, tendremos ciudades con estándares caóticos como Sao Paulo o Ciudad de México, con poblaciones de más de 20M de habitantes, con problemas de orden público, delincuencia, alta congestión, deficiencia en el transporte y contaminación, lo que se traduce en una pésima calidad de vida para sus habitantes.
Por ejemplo, Alemania tiene 83 millones de habitantes, siendo su ciudad más grande Berlín con una población de 3.5M, seguida de Hamburgo con 1.7M y München con 1.3 millones. Realidad muy distinta a la de Latinoamérica, en que son las capitales de nuestros países las que concentran la mayor densidad de población. Sin ir más lejos, Santiago concentra ⅓ de la población nacional, Lima ¼, Buenos Aires ⅓.
Si continuamos planificando nuestras ciudades como lo estamos haciendo, sólo deterioraremos nuestros propios estándares de vida y ahondaremos los problemas ya existentes. Es importante delimitar la ciudad a fin de que no se siga expandiendo hacia sectores periféricos que ya dificultan el orden público y sobretodo impulsar todos los recursos necesarios para mejorar el transporte público.
*Jaime Sarrà Barros es Ingeniero Civil Industrial PUC y actualmente es Gerente Comercial de NAI Sarrà.