Si el 70% arrojado en la Encuesta sobre Voluntariado realizada por la Fundación Trascender y Adimark (2015 – la única existente de este tipo hasta ese año), consideraba que Chile era un país solidario y más de la mitad de los encuestados evaluaba al voluntariado como una herramienta contra la pobreza y la desigualdad, el 70% creía que el trabajo voluntario es mejor que la donación de dinero para construir un país más desarrollado, con mayor integración social, más participativo y menos desigual. Solo un 6% de ellos declaraba haberlo realizado alguna vez.
En estos 15 años, hemos participado incansablemente en espacios de incidencia, sin lograr los avances esperados, hoy se cuenta con un Estatuto dentro de la Ley 20.500 sobre Asociaciones y Participación Ciudadana en la Gestión Pública, ley que “reconoce a las organizaciones de voluntariado como instancias de interés público cuya actividad se realiza con un propósito solidario, a favor de terceros, y se lleva a cabo en forma libre, sistemática y regular, sin pagar remuneración a sus participantes y sin profundizar en una política pública al respecto”. Regulación que consideramos se queda corta, en fomento o fortalecimiento de las prácticas de voluntariado en nuestro país.
Con un proyecto de ley específico sobre la materia, ingresado en mayo 2016, que busca regular la relación entre las personas voluntarias y las organizaciones y que escasamente fomenta o promociona el voluntariado en nuestro país. Proyecto de ley sin consulta previa a la sociedad civil, por cierto.
Desde la Red de Organizaciones Voluntarios de Chile, creemos que el país merece un gesto público de lineamientos claros respecto al trabajo entre el Estado, la Sociedad Civil organizada y otros actores claves. Siendo el voluntariado, una forma más de participación ciudadana, con miras a la transformación de la sociedad a través de un trabajo permanente y consciente, éste es un espacio privilegiado para promover prácticas transformadoras para la ciudadanía.
Como cada 5 de diciembre, nos sumamos a la celebración del Día Internacional del Voluntariado, una vez más, con la esperanza intacta de que, en la próxima celebración, podamos conmemorar más que un día, una política pública que lo fortalezca, lo promueve y lo reconozca como el espacio transformador que es.
*Marcela Guillibrand De la Jara Red Voluntarios de Chile