Por petición del líder de la oposición venezolana, Juan Guaidó, el Gobierno acogió en calidad de huésped a Emilio Graterón, opositor de Nicolás Maduro, en la Residencia de la Embajada de Chile en Venezuela.
Cancillería informó de la decisión a través de un comunicado, donde aseguró que Graterón sufre persecución política. Además, volvió a condenar la detención del exdiputado Freddy Guevara ocurrida el lunes.
“La decisión del Gobierno de Chile obedece a una solicitud del líder de la oposición Juan Guaidó y tiene por objeto brindar protección a esta persona, quien sufre persecución política por parte del régimen de Nicolás Maduro”, indica la misiva del Ministerio de Relaciones Exteriores.
“El Gobierno de Chile reitera que es inaceptable la existencia de presos políticos en Venezuela y que la detención arbitraria del diputado Freddy Guevara, constituyen hechos que atentan contra normas básicas de los derechos humanos, el respeto de las garantías individuales y la generación de confianzas para avanzar en una transición plena hacia la democracia en ese país”, sentencia el documento.
El gobierno venezolano no tardó en reaccionar. El canciller de dicho país, Jorge Arreaza, rechazó la decisión y acusó al canciller Andrés Allamand de recibir influencia estadounidense.
“El Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela rechaza la decisión del Gobierno de la República de Chile al contribuir a blanquear la violencia sufrida por la población caraqueña en las últimas semanas, brindando acogida en su sede en Caracas a uno de sus principales promotores, solicitado desde hace días por la justicia venezolana“, indicó Arreaza en un comunicado.
“Con esta decisión, al margen de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, el impopular y moribundo gobierno chileno, se hace cómplice de las acciones violentas contra el pueblo venezolano y ratifica su poco interés en la paz y la estabilidad en Venezuela“, agregó.
La autoridad venezolana aseguró que la acción “no es de extrañar” tras la reunión del viernes entre Allamand y el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, en Washington D.C: “La eficiencia en el cumplimiento de las órdenes recibidas en ese encuentro, queda públicamente comprobada minutos más tarde”.