En la historia de Elizabeth, la autora plasma muchas historias de mujeres que son maltratadas por sus parejas, son silenciadas y pierden su identidad. “Yo quería incluir la emoción, mostrar el interior de mi protagonista y hacer que sus sentimientos y sensaciones fueran más importantes que el argumento y el ambiente en que transcurre”, remarca la escritora. Libro será presentado este martes, a las 19 horas, en la Radio Universidad de Chile.
De niña la periodista Patricia Andrade se escapaba a la biblioteca de Castro, Chiloé, donde se crió, a devorarse cuanto texto encontrara a su alcance; escribía poesía y pertenecía a un taller literario. Se vino a Santiago a estudiar periodismo en la Universidad de Chile y formó parte de la emblemática generación de los ’80 de esta casa de estudio. Sus primeros pasos periodísticos los dio en el diario La Tercera, donde además conoció a su esposo, el destacado periodista Orlando Escárate, que falleció hace seis años. Madre de tres hijos, la periodista colaboró posteriormente en revista Caras, realizó asesorías, pero el interés por escribir no cesó. Comenzó a darles vuelta la literatura femenina, anhelaba transformarse en la voz de muchas mujeres sencillas y cotidianas que a veces se encuentran silenciadas. “Uno escribe por necesidad. Uno cree que tiene un mensaje que comunicar y también por la necesidad de salvarse. Salvarse de uno mismo, de exorcizar algo que lo afecta, de construir con palabras una embarcación que lo lleve a la otra orilla, donde uno imagina estará a salvo. También escribe para provocar al lector, para moverlo con la historia que le contamos”, remarca la autora. Hace un año conoció la historia de la mujer que plasma como ficción en su ópera prima “La mujer que fui”, que será lanzada este martes, a las 19 horas, en Radio Universidad de Chile. En esos días el tema de las mujeres violentadas y acosadas que salieron a la luz gracias a las campañas #Me too y “Ni una menos” calaron con fuerza en ella. Se cruzaron también en su camino testimonios de mujeres chilenas que habían sido víctimas de violencia doméstica y Patricia Andrade se dio cuenta de que nada es casualidad y que había llegado la hora de escribir sobre el flagelo. “Pensé que era el momento de sacar la voz de una mujer común y corriente, desmenuzando el tema del maltrato. A pesar de que había una mayor visibilización sobre el fenómeno, de que estaba todos los días en las noticias, lo que me molestaba era que se juzgaba a estas personas. Quería contar una historia desde dentro, poniendo de relieve las emociones, sensaciones y sentimientos de una mujer violentada para provocar más empatía”, añade.PERDIENDO LA IDENTIDAD
Fue así como nació “La mujer que fui”, cuya protagonista, Elizabeth, con estudios de enfermería, criada en Ñuñoa, casada con Pedro, ingeniero, desde hace 20 años y madre de dos hijos, es violentada por su pareja al punto que pierde el rumbo de su vida, su capacidad de rearmarse y hasta su propia identidad.
La autora explica que el título de la novela alude “a la esperanza del cambio” y que escogió el camino de la ficción, porque quería presentar la temática de manera entretenida. “Podría haber escrito quizás un compendio de entrevistas con voces de expertos, pero me pareció más interesante presentarlo como ficción. La violencia de género es un tópico tan masivo que no necesitaba salir de mi comuna para tener un tomo completo con entrevistas”, señala Andrade.
Es la segunda vez que escribe una novela (la primera no la publicó) y en “La mujer que fui” perdió el miedo a escribir en ficción, el temor a la crítica, confiesa.
La historia de Elizabeth es potente, atrapante. “Yo quería incluir la emoción, mostrar el interior de mi protagonista y hacer que sus sentimientos y sensaciones fueran más importantes que el argumento y el ambiente en que transcurre. La protagonista habla en el libro de sus sentimientos profundos, de sus ansiedades, sus miedos, sensaciones, de su mundo cotidiano y cuando lo hace el otro desaparece. Hablo de situaciones cotidianas, de mujeres comunes y corrientes y donde los monólogos tienen más trascendencia que los diálogos”.
Patricia Andrade admite que empatizó con la protagonista de su novela, que es una víctima, palabra que etimológicamente significa persona privada de libertad. “Mi libro se nutre, en el fondo, de cientos de testimonios de mujeres maltratadas. Leí también en internet juicios de violencia doméstica y muchos libros sobre la violencia de género. Toda esa información academicista fue mi soporte intelectual”, señala.
Mientras escribía, los testimonios de mujeres violentadas prácticamente danzaban a su alrededor. “Cuando ya lo había terminado le conté a una vecina de que pretendía lanzarlo. Ella, que es una destacada académica, me comentó que podría haber incluido su experiencia. Quedé muy sorprendida”, manifiesta.
En lo personal, reconoce que adentrarse en el relato “fue un ejercicio muy fuerte. A nadie le gusta escribir sobre hechos violentos, pero es una realidad que no podemos desconocer. En el fondo, todas las mujeres hemos sido sometidas a algún tipo de violencia de género desde que somos niñas. En ese contexto, algunas sensaciones que experimenté alguna vez en la vida fueron volcadas en esas páginas. Quizás la humillación sufrida con algún pololo que intentó controlar”, detalla.
