Cuarentenas cambiantes y mal explicadas, fallos judiciales contradictorios, previsiones erróneas en la vacunación: en Brasil, epicentro mundial de la pandemia, el combate al coronavirus se lleva a cabo en la mayor de las confusiones.
En abril de 2020, el Supremo Tribunal Federal (STF) determinó que estados y municipios tenían derecho a imponer sus propias medidas restrictivas, en momentos en que Bolsonaro manifestaba escepticismo ante una “gripecita” y rechazaba las orientaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El mandatario alega desde entonces que la lucha contra el coronavirus, que ya ha dejado más de 330.000 muertos en Brasil, escapó de sus manos, aunque el propio STF aclaraba su fallo era “sin perjucio de la competencia general de la Unión para establecer medidas restrictivas en todo el territorio nacional, de considerarlo necesario”.
Bolsonaro cambió ya tres veces de ministro de Salud, en tanto que en el país se estableció un complejo mosaico de cuarentenas, generalmente poco respetadas.
La guerra de competencias llegó al seno del STF.
El pasado sábado, uno de sus once jueces, Kassio Nunes Marques, nombrado recientemente por Bolsonaro, denegó a estados y municipios la autoridad para prohibir cultos religiosos presenciales, a pedido de una asociación de juristas evangélicos.
La decisión debilitó medidas de cuarentenas parciales en la semana más letal de la pandemia (21.822 muertos entre el 26 de marzo y el 1 de abril).
Para rizar más el rizo, otro juez del STF, Gilmar Mendes, rechazó el lunes un pedido de un partido de centroderecha (el PSD) para autorizar los cultos en el estado de Sao Paulo. Y envió el caso al Plenario de la alta corte, que lo juzgará el miércoles.
“La judicialización es una de las consecuencias de esa falta de respuesta unificada, pues no hay definiciones transparentes y robustas”, explica Urbáez.
VACUNAS
Las batallas judiciales mantuvieron en vilo los partidos de la semana próxima Santos-San Lorenzo (ARG) de la Copa Libertadores y la final de Recopa Sudamericana Palmeiras-Defensa y Justicia (ARG).
Como los dos equipos brasileños son paulistas y el estado prohibió eventos deportivos, la Conmebol agendó los partidos en Brasilia. Una jueza ordenó inicialmente al gobierno local retomar las medidas restrictivas contra la pandemia, pero otro fallo finalmente los autorizó.
La confusión afecta igualmente la campaña de vacunación, cuestionada durante meses por Bolsonaro, que llegó a decir que las personas podrían transformarse en “un caimán” después del pinchazo.
La imprevisión obligó a varias ciudades a suspender las aplicaciones por falta de dosis.
La semana pasada, el ministro de Salud, Marcelo Queiroga, redujo a casi la mitad las dosis que llegarán al país en abril (de 47 a 25,5 millones), aunque mantiene su compromiso de vacunar a un millón de personas por día.