“En una crisis económica y social sin precedentes”, la pandemia del coronavirus sumió a América Latina y el Caribe, en un desalentador “récord de 41 millones de desempleados”, informó este miércoles la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El impacto del Covid-19 en el mercado laboral de la región se traducirá en un aumento de la desigualdad y la pobreza, según un informe divulgado por la OIT, que tiene su sede latinoamericana en Lima.
El organismo prevé que la tasa promedio de cesantía, que a fines de 2019 era de 8,1%, crezca entre 4 y 5 puntos, aunque este dato está sujeto a que no empeore la situación sanitaria y social en los países del continente.
“En la medida en que las proyecciones para 2020 muestren una mayor contracción económica, la desocupación seguramente mostrará niveles aún mayores conjuntamente con el deterioro de otros indicadores del mercado de trabajo”, subraya el informe.
Las proyecciones para este año ya eran negativas, incluso antes del coronavirus, puesto que en enero la OIT estimaba que la debilidad en el crecimiento económico en la zona incidiría en el alza del número de desempleados, que se ubicaba entonces en 25 millones de personas.
“Llegamos a un récord histórico de 41 millones de personas nuca visto en América Latina y el Caribe, la cifra más alta en la historia de la región”, dijo el director regional de la entidad, Vinicius Pinheiro, en la videoconferencia donde expuso el resultado del estudio.
Afirmó que para los países de América Latina la crisis actual es de impacto veloz, lo que se suma a limitaciones estructurales por la alta informalidad laboral, el poco espacio para medidas fiscales y la debilidad de los sistemas de salud y de protección social.
La Organización Internacional del Trabajo calcula que alrededor de 60% de los trabajadores actualmente empleados en América Latina y el Caribe se encuentran expuestos a posibles pérdidas de empleo, de horas trabajadas y de ingresos.
Otro fenómeno que destacó la entidad es que las tasas de desempleo no describen la magnitud de la crisis, puesto que hay “fuertes tránsitos desde la actividad hacia la inactividad como consecuencia del confinamiento o la falta de oportunidades laborales”.
CUATRO PILARES
Asimismo, se registran contracciones en las horas de trabajo, situación que se reporta globalmente pero que tiene su peor reflejo en América Latina y el Caribe.
El descenso de las jornadas es de 20%, equivalente a unos 55 millones de empleos de tiempo completo en una semana laboral de 40 horas en promedio, y de 47 millones de empleos en semanas de 48 horas de trabajo promedio.
No obstante, Pinheiro dijo que “la pandemia no puede ser excusa para el empeoramiento de las condiciones laborales”.
En este sentido, expresó que una clave para balancear la necesidad de reabrir las economías con las medidas sanitarias de aislamiento, pueden ser los protocolos de salud y seguridad en el trabajo.
“A medida que el confinamiento se flexibiliza”, indicó el representante de la OIT, “la salida son los protocolos bastante rígidos hasta que esté disponible una vacuna”.
También propone una estrategia de cuatro pilares, que incluye estímulos a la economía con política fiscal y monetaria activa y flexible; y apoyo a las empresas y empleos extendiendo la protección social, incentivando el mantenimiento de los empleos, con ayudas y alivios fiscales a las compañías.
Otros pilares son la protección sanitaria en los lugares de trabajo y la búsqueda de soluciones mediante el diálogo social entre autoridades, sindicatos, gremios empresariales e instituciones laborales.