Un gran número de neoyorquinos y turistas se conglomeraron en las calles para ser testigos de una impresionante postal. Por unos minutos, el Sol, en su ocaso, se alineó de forma perfecta con la hilera de rascacielos de la “Gran Manzana”.
A eso de las 20:00 horas, el Sol comenzaba su ocaso y lentamente comenzó a desaparecer en el eje este-oeste que fue delineado por las calles de Manhattan, en un fenómeno que es conocido como “Manhattanhenge”.
Su nombre viene en referencia a Stonehenge, el icónico monumento megalítico ubicado al sur de Inglaterra, el cual es atravesado en su centro por el Sol durante ambos solsticios.
La profesora de ciencias en Long Islan, Jeanette Wolfson, quien se presentó en el lugar para tomar fotografías y enseñárselas a sus estudiantes, comentó que se trata de “un evento hermoso. Y es un momento totalmente neoyorquino”.
Además, recordó que “no es el Sol el que se pone, es la Tierra la que gira y va de la luz a la oscuridad”.
El “Manhattanhenge”, fenómeno que prácticamente detiene por algunos instantes el ajetreado movimiento de la “Gran Manzana”, atrae a fotógrafos de todo el mundo, ya que el evento sucede cuatro veces al año, durante dos días, unas tres o cuatro semanas antes y después de los solsticios de verano e invierno.
