La nueva versión del videojuego “Watch Dogs: Legion”, del estudio francés Ubisoft, muestra a Londres aplastada por un sistema autoritario de vigilancia y convertida en una metrópolis posbrexit cyberpunk que espera ser liberada de la opresión.
En esta edición del juego, una facción lucha por liberar a Londres de una policía privatizada y fascista, y los jugadores pueden reclutar ciudadanos comunes de la capital británica para sumarse a la resistencia.
Jugadores que realizaron pruebas con esta versión elogiaron el mecanismo de participación como un giro interesante en el género, pero la publicidad anticipada del tan esperado título se ha centrado en la textura política que se superpone al juego.
Ubisoft no se propuso hacer una especie de declaración política, y el director creativo del juego, Clint Hocking, dijo a la AFP que se eligió Londres como escenario para el juego antes del referéndum del Brexit de 2016.
Sin embargo, la angustia política en que se apoyó la histórica decisión británica de romper con la Unión Europea es ahora parte esencial del juego, que desarrolla estos temas.
“El Brexit nos tomó de sorpresa, tanto como a los británicos y el resto del mundo”, dijo Hocking.
“Cuando ocurrió el Brexit, fue un gran impacto y nos obligó, muy temprano en el proceso (…) a comenzar a examinar algunos de los temas y algunas de las consecuencias y extrapolaciones futuras de nuestros temas”, relató.
Los diseñadores del juego digitalizaron calles y puntos de referencia familiares en el centro de Londres con gran detalle para proporcionar el escenario en el que los jugadores deambulan a voluntad.
CAMPO PARA “INMIGRANTES EUROPEOS”
El escenario de Londres les permite explorar de manera más intensa muchas de las preocupaciones sociales que se sienten en el Reino Unido: la privatización de los servicios estatales y la vigilancia constante en todos lados.
El Brexit también es parte de propuesta: en las primeras etapas del juego un participante debe actuar en un destartalado campamento para “inmigrantes europeos” en las afueras de la ciudad.
Pero Ubisoft no ve el lanzamiento como una controversia política.
Los temas políticos están destinados a complementar el escenario de manera que el videojuego siga siendo relevante para los entusiastas en busca de realismo.
“El Brexit no es lo que está causando problemas en el mundo de los juegos. El mundo de juegos no trata de las consecuencias del Brexit”, dijo Hocking.
“Las cosas que causaron el Brexit son las causas de los problemas en el mundo de los juegos, como la insatisfacción de la gente con la desigualdad de la riqueza, la frustración con su incapacidad para que se escuche su voz”, añadió.
Las calles y edificios en los que se enfrentan los drones de vigilancia, los robots de infiltración, los londinenses rebeldes y los policías mercenarios de “Albion” -una fuerza de seguridad corporativa fascista- son perturbadoramente realistas.
Pero, como señala la página de título del juego, “Watch Dogs” es una obra de ficción.
Olivier Mauco, que estudia videojuegos en el Instituto de Ciencias Políticas de París y fundó una agencia que introduce las técnicas del diseño de juegos en la gestión y educación de empresas, minimiza el contenido político.
“Ubisoft a menudo navega sobre los temas políticos del momento”, dijo a la AFP. Los videojuegos de ese estudio “no niegan la realidad política y social, pero es una decoración. No hay mensajes políticos por detrás”, añadió.