De camisa roja, Maduro acudió a la tumba del líder socialista Hugo Chávez y luego, junto a funcionarios de su mayor confianza, fue llevado al Consejo Nacional Electoral (CNE), a bordo de un jeep rojo conducido por Diosdado Cabello, entre miles de seguidores.
“Este es el plan de la patria 2025, que es la profundización del camino y el legado de nuestro amado comandante Chávez (…) Un plan hecho por el pueblo para un gobierno del pueblo (…) hacia la prosperidad económica“, dijo al entregar a la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, los documentos de su postulación.
Maduro, un exchofer de autobús de 55 años, parece tener asegurada la reelección aunque su Gobierno es reprobado por el 75% de los venezolanos, según la firma Datanálisis, debido a la debacle económica del país petrolero, asfixiado por la escasez de alimentos y medicinas, y la hiperinflación.
Su mayor rival, la coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD) -cuyos líderes Henrique Capriles y Leopoldo López están inhabilitados políticamente-, se marginó de los comicios por considerarlos un “show fraudulento” sin garantías de imparcialidad.