Se trata del estandarte presidencial que acompañó a la administración del fallecido expresidente Salvador Allende hasta el 11 de septiembre de 1973 sin que lo supiera, cuando comenzó el golpe militar que terminó con La Moneda bombardeada e incendiada y con él auto eliminado en su despacho.
El camino para la recuperación de la histórica reliquia comenzó el 23 de octubre de 2015, cuando el ex ministro de Tierras y Colonización de Allende, Roberto Cuéllar, en su calidad de director del Colegio Terranova, de La Reina, recibió a un apoderado en su oficina.
En esa oportunidad, no sabía que su visitante era pariente de quienes removieron los restos de La Moneda, tras el hecho.
El apoderado le informó que, meses después del ataque, familiares suyos obtuvieron la licitación de la remoción de los restos del Palacio de Gobierno, luego de la destrucción en algunas de sus áreas a causa de los rockets de los Hawker Hunter de la Fuerza Aérea.
Los trabajadores de entonces hallaron una gaveta en una de las oficinas en la que encontraron un estandarte presidencial cuidadosamente plegado.
Según lo que pudo reconstruir más tarde el Museo de la Memoria, la bandera habría estado flameando sobre el edificio presidencial hasta 1967. Fue ese año cuando se realizó un recambio de todas las enseñas de la edificación. El estandarte fue guardado en la gaveta, y olvidado hasta después del bombardeo.
Tras su restauración, la histórica enseña que fue entregada por Cuéllar al gobierno de Michelle Bachelet en 2016, ya está en el primer piso del recinto de avenida Matucana.
Su extensión de 300 por 460 centímetros la convierte en uno de los objetos más grandes del recinto.
Para recuperar la integridad del material textil, se utilizó un método ligeramente improvisado, ya que utilizaron seis nebulizadores médicos para el proceso. Estos fueron reemplazados posteriormente con aparatos más modernos.
Con todo, el equipo restaurador tomó una decisión estética muy simbólica: mantener tal cual algunos deterioros que exhibe la enseña.