Tras el paro de los taxistas de este lunes se ha dicho mucho y no son pocos los “expertos” que opinan sin tener conocimiento cabal de los hechos.
En primer lugar, es importante consignar que se ha hablado de Uber como una tecnología disruptiva, a cuyos efectos nos tenemos que acostumbrar. Sin embargo, en este caso estamos hablando directamente de un sistema opera de manera absolutamente ilegal, sin respetar nuestras leyes, y con precios que varían de acuerdo a la demanda; generando competencia desleal con los taxis.
Por otro lado, es verdad que esta realidad se mueve sobre la base de un sistema económico de libre mercado, pero el Estado debe regular un servicio público como el transporte y eso es lo que se tiene que garantizar a toda la población.
Yo me pregunto, qué pasaría si afuera de las tiendas de conveniencias se pusieran carritos vendiendo lo mismo, con productos frescos, y con métodos de pagos digitales. Créanos que harían lo imposible por eliminarlos. Aquí el problema es otro; y es que nadie se ha atrevido a resolver bien el problema del transporte a las personas.
Se ha dicho también que los taxistas prestan un mal servicio y por eso la gente no los prefiere. Es verdad que hay taxistas que no son buenos, pero ¿acaso no pasa lo mismo con los médicos, dentistas o abogados? En todos los rubros hay malos exponentes, pero no es justo generalizar. ¿Quién habla de los buenos? Atención con el centralismo, que la percepción de los taxistas en las regiones del norte y el sur es muy distinta que en la Metropolitana. Otra cara de la moneda es que se debe elevar el estándar para dar un mejor servicio. ¿alguien sería tan iluso de creer que los taxistas no estarían dispuestos, con tal de mantener su espacio en el mercado?
Existen taxistas que dicen que Uber se vaya del país. Como Easy Taxi creemos que hay espacio para todos, pero con reglas claras. No puede ser que una persona haya invertido -a lo menos- 15 millones de pesos en un auto y sus papeles, para funcionar como taxi; y luego una aplicación extranjera irrumpa en el mercado, redefiniendo las reglas, y habilitando a personas que no lo son, a trabajar realizando transporte. Hay que definir cuotas, es lógico.10
Otras voces dicen que Uber genera trabajo; y quizás ese sea el principal punto por el cual el Gobierno y Congreso se han demorado tanto en que podamos contar con una ley que defina parámetros. Si existen 30 mil taxistas en Santiago y 50 mil autos particulares trabajando como Uber, y se cambian las reglas del juego de un día para otro, tendremos 50 mil personas que pasarán a ser “cesantes” y eso, ¿es conveniente en tiempo de elecciones para un gobierno?
Finalmente, es importante decir que esta empresa no sólo ha creado un tremendo conflicto social en cada país que llega; sino que también está elevando la congestión vehicular. Es un hecho de simple lógica. El auto particular fue creado para ser usado en momentos puntuales, pasando más del 95 por ciento del día, en promedio, estacionado. ¿Qué pasa cuando todos salen a las calles a la vez y se ponen a dar vueltas? Se genera taco y hoy esta realidad no es solo de Santiago sino de casi todas las capitales regionales, como Valparaíso, Concepción y Temuco.
Los invito a mirar este conflicto más allá de la elección de Uber o Taxi para la próxima vez que necesiten transporte. Hay mucho que entender y -como hechos dicho en tantas ocasiones- es urgente una ley, pero que sea justa para para conductores, empresas y sobre todo para pasajeros.
*Por Manuel Parraguez es Gerente General de Easy Taxi.