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Maliki y su Vanity Fauna: la narración y los secretos tras su exitosa muestra de “animalas”

La exposición presenta 26 acrílicos sobre tela, 3 acrílicos líquidos sobre papel y 20 dibujos en tinta china, y estará abierta hasta este 27 de octubre. Pero Vanity Fauna es un proyecto mayor, consta de una revista ficticia o metanarrativa, que viene a ser un complemento de la muestra y que será presentada este miércoles 23 de octubre. En ese marco, para entender qué hay detrás de su muestra y esta narración que gira en torno a ella, La Nación se acercó a su creadora para entender qué es este fenómeno cultural que alberga el Museo de Bellas Artes y cómo nació.

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Marcela Trujillo, también conocida como Maliki para quienes siguen su extensa y rebelde trayectoria en el cómic, pinta concentrada una “animala” sobre un lienzo en su taller ubicado en Avenida Matta. En su espacio, cuadros, pinceles, lápices y tubos de óleo y acrílico cubren su mesa y gabinetes. Se nota que está demandada. Ha tenido un año agitado, pero virtuoso. Este 2024 publicó El viaje de Nina por Reservoir Books (sello de Penguin Random House) e inauguró su exitosa muestra Vanity Fauna en el Museo de Bellas Artes.

Vanity Fauna es una propuesta visual dibujada, pintada, escrita y diseñada por Marcela junto a un equipo que incluye al curador museógrafo Rolando Báez; la curadora y editora Antonia Viu; la diseñadora Carolina Zañartu, junto con The Wall y Omnio, quienes han sido encargados del papel mural que adorna el espacio. Para incentivar su participación, Maliki ha hecho visitas guiadas y charlas, pero por otro lado, el público de manera espontánea ha hecho lo suyo en redes sociales viralizando la colorida y provocadora muestra. Es un hecho que su trabajo ha logrado conectar transversalmente con quienes han entrado al mundo de estas “animalas”.

La exposición presenta 26 acrílicos sobre tela, 3 acrílicos líquidos sobre papel y 20 dibujos en tinta china, y estará abierta hasta este 27 de octubre. Pero Vanity Fauna es un proyecto mayor, consta de una revista ficticia o metanarrativa, que viene a ser un complemento de la muestra y que será presentada este miércoles 23 de octubre. En ese marco, para entender qué hay detrás de su muestra y esta narración que gira en torno a ella, La Nación se acercó a su creadora para entender qué es este fenómeno cultural que alberga el Museo de Bellas Artes y cómo nació.

¿Qué es Vanity Fauna?

-Vanity Fauna es el nombre del exposición que realicé en el Museo de Bellas Artes pero también es el título de una revista de ficción o falsa o de mentira, las tres acepciones me gustan. El proyecto empezó primero como dibujos sueltos nomás, copiando unos fashion plates, que en español Melina Rapiman (docente e investigadora dedicada al estudio del Diseño de Vestuario) lo tradujo como “figurines iluminados”, aunque eso lo vimos hace poco, yo tenía entendido que se llamaban placas de moda. Esto viene de unos libros que me compré en un viaje que hice en el 2019-2020 a Hungría y Estados Unidos. Y estando en Budapest fui a muchas partes y me compré unos catálogos de grabados; típico grabado clásico con mucho achurado en blanco y negro, donde salían sombreros de mujeres y además estaba en húngaro, no lo podía leer, pero al parecer eran publicidades pero antes de que existiera la publicidad que uno conoce, ya que no tenía texto encima. Bueno, el asunto es que me gustó, lo encontré lindo, lo compré. Después me compré otro libro en Nueva York que se llama Fashion Plates y era un catálogo que me lo compré en el MET, y era un catálogo de una exposición de Fashion Plates de muchos años, desde la época de los Reyes y Reinas, hasta los años 60. Allí habían grabados hasta los años 50 o 40 creo, que eran grabados muy clásicos, pintados con acuarela (por eso que Melina le llama “Iluminados”, porque iluminados es que están pintados). Yo nunca los había visto, había visto figurines de moda pero más contemporáneos, pero no los había visto de dónde venían y ahí en el prólogo explicaban de que estos eran como el origen de la revista, o sea, de los figurines de moda que hacían en una empresa con grabados (ya que no existía la foto como tecnología todavía) y los pintaban; hacían unas carpetas y esas carpetas eran las que circulaban en las casas de la gente de plata que podía comprar o mandar a hacer esa ropa. Y en algún momento aparece la revista como objeto y la revista aparece más bien por un tema para mostrar publicidad, mostrar productos de la casa, cosas para la mujer, ropa, y ahí entran los fashion plates a la revista y los incluyen.

Añade: “Entonces, una parte de la revista va con sus fashion plates o con los figurines dentro en la parte de moda, y después cuando aparece las foto los cambian por foto y hasta el día de hoy las revistas de moda tienen puras fotos, publicidad y todo lo que es literatura: cuentos, reportajes, literatura, columnas, entrevistas, reportajes, etc. Pero cuando yo vi ese libro de fashion plates encontré que era como un origen de la revista, porque todas las mujeres que aparecían tenían corsé, pero el corsé también es como un objeto de tortura, y para mí sobre todo que siempre he tenido un tema con el peso y como con ser gorda y adelgazar y la forma del cuerpo y de tener cintura, entonces ver eso a mí me daba risa, pero también lo odiaba un poco porque era como ‘qué atroz tener que ponerse eso o no poder ponérselo‘, y revisar todo el contexto de esa época donde la mujer era media esclava, no podía tener cuenta de banco, no podía salir sola en la calle, en una época con esta forma o imagen embellecida y como sobreembellecida, de entender a la mujer como un adorno, con ropas como muy costosas, muy brillantes, llenas de flores, con plumas, para solo esté ahí como un objeto para ser admirado, versus el no existes, no tienes derechos, y si no está en casa con un hombre no existe, no puedes ser dueña de tus cosas, todo es de tu marido.

Continúa: “Entonces, esa cosa que tiene la belleza, que es como el origen del concepto de belleza occidental, en comparación con los derechos de la mujer y la individualidad y el reconocimiento de la mujer como persona, era inexistente. Yo abrí ese libro y pensé las dos cosas, pero yo pensaba para mí, qué loco que yo, sabiendo que todo eso era una época terrible, sigo encontrando lindos los vestidos y de hecho el libro estaba en una caja como de sales como de ofertas, y yo dije qué raro que esté ahí, como que debe estar como pasado de moda, como que ya no se debe glorificar esto, y bueno me llevé el libro y después cuando estaba en Chile me quedé pegada con el libro, incluso en Nueva York empecé a hacer dibujos de eso antes de irme a la escuela porque yo había hecho una exposición con animales que era Fábula Privada, entonces empecé a hacer dibujos de estas mujeres con corsé y todo y con cabezas de animales y yo no tenía ninguna fijación con el mundo Victoriano, no tenía libros de eso, nunca me interesó el tema, quizás por eso, porque era bonito pero como políticamente incorrecto”.

¿Hiciste una reflexión en torno a cómo se mira el pasado con los ojos del presente?

-Claro, de hecho cuando voy a los museo admiro las pinturas, no veo si es algo es políticamente correcto o no, me da lo mismo, yo quiero ver cómo el pintor pintó la perla, porque tengo esa educación visual. Lo único que me llamaba mucho la atención era que estos dibujos eran muy lindos porque estaban representando como estaban las ropas, súper complejas, con hartas capas, con blondas, y eso era lindo para mí porque eso me enseñaron, de que es lindo, entonces esa dicotomía que había entre la modelo, la ropa y el rococó, se me hacía interesante y me hizo dibujar todo lo que vi en esa revista, copiarlos.

¿Y cómo llega tu propuesta al Museo de Bellas Artes?

-Esto partió justo antes de que entráramos en la pandemia, en el 2020. Me invitaron a participar en un concurso de un mural en un mall y ahí presenté estos dibujos de estas “animalas” vestidas de antiguas con un corsé sacadas de ese libro, copiadas de ese libro, pero después empezó la pandemia y cerraron los malls y sacaron el concurso pero yo seguí dibujándolas. Después las pinté con acuarela, con esas acuarelas líquidas y acrílico líquido y las empecé a vender en Instagram y caché que a toda la gente les gustaba, como que alucinaban, “¡Oh que bonito, me encanta”, y ahí, no sé, un año después, no me acuerdo, salió un concurso en Art Galería y el premio era exponer en el Mavi y, para postular había que explicar tu proyecto, para qué sirve, cuántas pinturas tienes, qué vas a hacer, etcétera, y ahí inventé Vanity Fauna como una revista porque tenía todos estos dibujos pintados y ya eran algo aunque no sabía qué era. Entonces como ya había leído ese libro me dije: las revistas son súper importantes, ya había hecho una revista cuando salí de la escuela de arte, ya tenía en mi cabeza la revista, entonces decidí, “ya, haré una revista de animales antigua, que hablen de su vida, y que hablen de que son feministas y de lo que hacen” y ahí como que me empecé a volar porque no había hecho eso todavía, y lo escribí y ahí una alumna me dio la idea del nombre Vanity Fauna por Vanity Fair, y ahí armé el proyecto completo pero no me fue bien, no salí ni en las finalistas, nada, pero a mí el proyecto me gustó. Entonces lo presenté al Fondart y para presentarlo había que entrar en la categoría de trayectoria porque ya tenía más de 20 años de trayectoria y ahí me pedían cartas, tratar de tener un lugar para exponer y ahí mi curador de la exposición anterior me propuso que lo presentara al Museo de Bellas Artes. Ahí fue cuando apareció la idea del museo. Y ahí Rolando me dio la idea de que como yo uso de referente el libro, la revista, qué tal si usaba como referente también las pinturas de la colección del museo.

¿O sea la muestra reinterpreta obras de la misma colección del Museo de Bellas Artes?

-Claro, y esa fue una idea fabulosa de mi curador. A mí no se me había ocurrido, porque además a mi me da nervio el maestro, era como hacer un sacrilegio, de hecho el mismo museo me da nervio porque es el Museo de Bellas Artes, un lugar emblemático y toda esa cosa tan grande, inalcanzable, da miedo para una mujer y todo, pero sucede que en esta época o en estos años hay una mentalidad de inclusión, de paridad, entonces para el museo es importante que expongan mujeres. Creo que fue un buen momento para mí, para yo postular. Incluso yo no pensaba que mi proyecto les fuera a gustar porque encontraba que mi proyecto era como muy pop o muy poco clásico. Había un juego ahí, alguna cosa más irónica. Y bueno, el arte en general, el arte contemporáneo en Chile es mucho más como conceptual y más grave, pero ya llevo tantos años trabajando, haciendo mi trabajo, que creo yo en mi trabajo. No creo que algo por no ser es conceptual no es bueno, aunque eso sí hay una inseguridad permanente igual. Pero la idea de Rolando fue una ayuda para mí porque a ellas, la organización del museo, les gustó mucho (porque son puras mujeres). Le gustó que el proyecto incluyera pinturas de la colección y revisara obras de Pedro Lira, Cosme San Martín y otros. Y ya trabajando con el museo, la Gloria Cortés, me propuso tener otro curador y esta era la Antonia Miu, que es doctorada en literatura y una especialista en estos temas de revistas.

Cuéntame un poco de qué va la revista Vanity Fauna

-La revista es una revista ficticia y va a salir este 23 de octubre porque no era necesario hacerlo en la misma muestra. Además queríamos que la revista tuviera otras cosas que nos faltaban, que eran unos cómics o unas cartas de tarot que yo no había terminado de hacer. Y el sistema que usamos fue muy orgánico. La revista es como otra obra que está hecha por varias personas, no solamente por mí, pero tiene ese espíritu que estamos tratando como de imitar este estilo de las revistas antiguas con lenguaje de época y todo. Porque ahí también, cuando trabajamos con la Antonia, aprendimos de ella mucho de la importancia que han tenido las revistas para el feminismo sobre todo. Yo tenía la idea que la revista era como un manual de comportamiento y de que era un poco tóxica, aunque sigo pensando que también lo es, pero también fue un lugar donde las mujeres empezaron a tener voz, donde nace un poco la literatura para las mujeres, ahí empezaron a publicar sus cuentos. Isabel Allende empezó a publicar sus columnas, ella se crio como escritora en la revista Paula y, como era para mujeres, también había muchas mujeres trabajando que antes no trabajaban. Por ejemplo en la serie “Downton Abbey”, una de las hijas se le ocurre ir a trabajar a una revista y entra en el mundo de la literatura. Las revistas hicieron que las mujeres pudieran ser independientes como Jane Austen o Beatrix Potter.

Agrega: “Entonces también hay que agradecerle eso, y además era un espacio que, para bien o para mal, era un tipo de publicación que estaba pensada para la mujer, porque para el patriarcado la mujer es más tonta. Era para el hombre los libros y que estudiara, la mujer leía revistas, entonces la revista fue como algo visto primeramente como superficial, que tiene de todo un poco, para que la mujer se entretenga y que no huevee, pero si lo piensas también es muy parecido a las redes sociales que hay ahora, como este lugar donde todo se mira muy por encima y tú vas así como rápido, ya no lees el artículo, lees solo el título o la bajada y, si te causa demasiado interés y tienes tiempo, lo leés completo, pero ya te quedas pegado viendo más un gatito y una huevá estúpida. Es como hacer zapping en la tele. Y bueno, la revista es como un poco el origen de esto hoy en día. También la publicidad dentro de la revista cumplía otro rol para las mujeres, sobre todo para su casa, para su hogar, para ser mamá, para ser linda; cosas para el pelo, flores, publicidad de bicicleta, porque la bicicleta también fue un elemento de liberación para la mujer porque pudo salir sola y se tenía que poner pantalones, entonces ahí aparece el pantalón para que ella pudiera andar en bicicleta“.

De hecho en una de tus pinturas hay “animalas” con bicicletas.

-Tengo dos pinturas con bicicletas porque cuando buscamos en internet como publicidad de mujeres victorianas, aparecieron muchas publicidades de bicicletas, de ellas andando en bicicleta. Ahí empecé a mirar a la bicicleta como un elemento de la cultura clave para que la mujer se independice, para que ande sola y pueda moverse de un lugar a otro sin tener que andar con un hombre. Todas esas cosas la Antonia nos empieza a contar estas historias y entonces toda esta cosa como resquemor que yo tenía en contra de la revista, la empecé a entender desde otro punto de vista. Y bueno, la idea de poder meterme en algo con lo que tengo un conflicto me gusta, porque también quiero entender por qué no me gusta y creo que eso fue clave en hacer Vanity Fauna, porque yo nunca estaba muy segura por qué estaba haciendo eso ni por qué quería hacerlo.

¿Y qué encontraste en esa búsqueda?

 -Bueno, soy artista, no soy como un filósofo ni nada por el estilo, pero cuando empecé a hacer la revista y a hacer los textos, ahí creé un texto que se llama “Animalas sin corsé”. Ahí yo inventé una entrevista que le hace una periodista que tiene problemas de peso y que entrevista a unas animalas gordas que no quieren ponerse corsé y entonces tienen una especie de grupo rebelde que tiran flyers y todo, entonces ella las va a entrevistar y ellas cuentan que en realidad siempre hicieron dieta, que sus familias eran súper gordas entonces yo ahí empiezo a contar un poco mi historia disfrazada de animala y ahí entendí por qué estaba haciendo todo, como que ahí me cayó todo y terminé el texto, se los mandé a los chiquillos, a mi curadora y le dije esto estaba detrás y fue bacán pero es una parte de la revista, la exposición no se trata de eso, pero es parte de una narrativa y creo que ahí había algo muy importante conmigo y que fue lo que siempre sentía que era como que es heavy tener que usar esos corsés, que es heavy que las mujeres estén tan atrapadas y que además uno lo encuentre lindo, porque me encanta ver las películas de Jane Austen, me encanta “Orgullo y Prejuicio”, me encanta ver “Mujercitas”, me encanta ver “Titanic”, las he visto miles de veces y “Downton Abbey” la he visto como cinco veces, algo hay ahí. Yo no siento que eso es como el tema de la exposición, para nada, pero creo el haber sido alumna de la Chile y criada en las Bellas Artes hace que mis pinturas tengan un elemento como hechizante, que trae a la vista, que tiene que ver con el contraste de los colores y con hacer escalas muy largas, escalas donde del oscuro al claro hay muchos tonos, entonces yo trabajo con eso, con escalas muy grandes, como en tres dimensiones, y por eso las pinturas como que atrapan un poco a la vista y la gente se saca fotos, yo creo que tiene mucho que ver con eso, que se sienten como parte de la escena y de una narrativa mayor donde está todo esto que te comento.

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