Un “espía estadounidense” fue capturado cerca de dos refinerías de Venezuela, después de que las autoridades desmontaran un plan para “ocasionar una explosión” en otro complejo refinador, dijo el presidente Nicolás Maduro.
“Hemos capturado el día de ayer (…) a un espía estadounidense espiando en el estado Falcón, las refinerías de Amuay y de Cardón”, del centro refinador de Paraguaná (noroeste), indicó el mandatario en una alocución televisada.
Se trata de “un marine que estuvo prestando servicios como marine en bases de la CIA en Irak” y fue capturado con “armamento pesado” y “gran cantidad de dólares en efectivo”, según el gobernante.
La detención ocurrió después de que las autoridades “descubrieron y desmontaron” el miércoles un “plan para ocasionar una explosión” en la refinería de El Palito, la más cercana a Caracas ubicada en el estado Carabobo (centro), prosiguió Maduro.
El mandatario no ofreció detalles de su sitio de reclusión, pero afirmó que el detenido está en “fase de declaración”.
En agosto pasado, los estadounidenses Luke Alexander Denman y Airan Berry fueron condenados a 20 años de prisión en Venezuela, acusados por terrorismo, entre otros delitos, por una fallida incursión armada al país caribeño en mayo pasado.
Horas el antes el gobierno de Maduro anunció un “plan de contingencia” para reglamentar el “suministro de combustible” frente a la grave escasez de gasolina que enfrenta el país caribeño.
Venezuela tiene las mayores reservas petroleras del mundo, pero su producción viene en caída libre: de 3,2 millones de barriles que producía diariamente hace dos años pasó a 400.000 barriles por día en julio.
Expertos atribuyen el colapso a políticas fallidas, falta de inversión y millonarios casos de corrupción mientras que Maduro asegura es consecuencia de sanciones económicas impuestas por Washington, que lo llama “dictador” y busca impulsar su salida del poder.
“Es una guerra de venganza del imperio gringo contra Venezuela para impedir que Venezuela produzca todos los derivados del petróleo”, expresó el mandatario.
La otrora potencia petrolera pasó de ser exportadora a importar combustible de países como Irán, uno de los principales aliados de Maduro, junto a Rusia, Turquía y Cuba.
Entre mayo y junio pasados, Teherán envió cinco buques petroleros a Venezuela con 1,5 millones de barriles de combustible e insumos. Los envíos ayudaron a aliviar a Venezuela durante varias semanas, pero la escasez está volviendo.