Pablo Guerra C., presidente de la Asociación Constructores Civiles UC.
Después de seis años de trabajo en el Congreso, la reciente promulgación de la Ley de las 40 horas ha generado voces optimistas pero también pesimistas en los sectores productivos. Para muchos, es un logro esperado que permite mejorar el equilibrio entre vida laboral y personal; pero para otros, en el actual contexto económico del país, su aplicación no parece oportuna.
Las dudas no tardaron en surgir en el sector de la construcción: ¿Cómo afectará a las obras? ¿Aumentará el costo de la mano de obra? ¿La gradualidad permitirá un ajuste sin sobresaltos?
Aunque habrá que esperar para tener respuestas claras. A corto plazo, algunos consideran que en tiempos de crisis, no son apropiados los cambios de esta magnitud. Con altos índices de cesantía, empresas con flujos de caja ajustados y una productividad en descenso, no hay indicadores económicos que respalden plenamente la decisión de las 40 horas. Mantener los sueldos de los trabajadores sin afectar los precios de venta de servicios o productos se vislumbra como un desafío difícil, lo cual podría resultar en un aumento de la cesantía y del trabajo informal en un mercado deprimido.
Sin embargo, también hay quienes ven esta ley como una oportunidad de mejora y optimización. Será necesario mejorar procesos claves mediante innovación y automatización, lo cual, podría generar empleo en otros sectores.
En el sector construcción es evidente que la innovación deberá ir de la mano con un mayor enfoque en la industrialización para no afectar la productividad y los costos, mejorando la supervisión y aplicando más digitalización en las obras. Es así que esta ley es una buena oportunidad para impulsar la industrialización de viviendas, promoviendo la instalación de industrias en regiones, en línea con el fortalecimiento de un ecosistema regional. Asimismo, se debe dar impulso a la certificación de las empresas, subcontratistas y trabajadores para garantizar la calidad. Será crucial la participación de organismos con enfoque en innovación, emprendimiento y desarrollo productivo.
La pandemia ya ha obligado a muchos cambios que se han mantenido hasta hoy y esta ley también representará un desafío para buscar nuevas formas de hacer las cosas. Sin embargo, más que una amenaza, es una oportunidad. La gradualidad permitirá adaptarse progresivamente a las nuevas tecnologías, procedimientos y nuevos hábitos, lo cual podría resultar en mejoras a largo plazo.
Pablo Guerra C., presidente de la Asociación Constructores Civiles UC.