Hay momentos límites que cambian la mirada de las cosas y marcan un antes y un después. Esto le ocurrió al economista, académico de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile y expresidente del directorio de Codelco, Óscar Landerretche (47), la tarde del viernes 13 de enero de 2017, cuando un artefacto explosivo detonó en su domicilio de La Reina, provocándole lesiones a él y a integrantes de su familia.
Esa bomba, cuyo envío se atribuyó el grupo ecoterrorista “Individualistas Tendiendo a lo Salvaje” (ITS), y que podría haberle costado la vida, le hizo ver –admite en conversación con La Nación– “que las cosas que yo estaba haciendo en el ámbito público en Codelco, generaban un costo para mi familia. No lo había percibido, no lo tenía registrado. Me di cuenta que a veces, cuando uno se mete al ámbito público y lo hace con integridad, con honestidad, cuando se hacen las cosas bien, aunque incomode a las personas que tienen poder o privilegios, puede tener un costo para la familia”.
Es lunes por la mañana y Landerretche (PS), haciendo un alto en sus labores académicas en un café de la FEN, repasa ese duro proceso que movió sus raíces, que dividió su vida en dos, pero que también lo inspiró para que se introdujera en el mundo de la literatura infantil, para tener una apertura mayor para hacer innovaciones en los cursos que imparte en la universidad y para ser más libre, “no estar siempre atado a propósitos”.
“Fue como haberme ganado la Lotería (el haberse salvado). Fue un atentado letal que buscaba asesinarme, y que fracasó por milímetros en lograrlo. En cierto modo, después de eso vives como un bonus track. Mi hija, que es linda, joven, lo superó, no le quedó ninguna marca, pero podría no estar”.
El ataque –admite- junto a otro hecho ocurrido meses después, y que resultó especialmente doloroso para él, como fue la muerte de Michael Bond, creador del “Oso Paddington” -uno de sus autores favoritos en la infancia cuando vivía exiliado en Inglaterra junto a su familia- fueron clave para que decidiera escribir para niños, idea que le rondaba hacía tiempo.
“Cuando me enteré en las redes sociales que Michael Bond había muerto quedé destruido. Fue el catalizador que me impulsó a escribir”, cuenta.
Ya había publicado libros de economía, filosofía y política (“El Chile que se viene”, “Vivir juntos”, “Chamullo”, “Chacota: la república en la era del populismo”), pero este trabajo creativo sentía que debía ser distinto y que debía abordar temáticas de educación cívica, algo que echaba de menos en la literatura para los más pequeños. “Los niños deben acostumbrarse a vivir en un mundo en el cual el conflicto social y político es parte de la realidad”.
Se dedicó entonces a escribir las rimas –algo que le resulta fácil, reconoce- y a buscar a la ilustradora que le daría vida en imágenes a sus textos. Contactó a Daniela Fernández, lo que fue un acierto, destaca.
El objetivo era publicar cuatro libros, dedicados a cada uno de sus hijos. Sería una manera “de hacerle un cariño de vuelta” tras el atentado. El primero fue “Tete y Leonel en la huelga de los animales”, en honor a su hijo mayor, de 20 años, que lanzó en agosto del año pasado.
Hace algunos días presentó en el GAM el segundo texto: “Pelusa y Leonel contra el circo clandestino” (Planeta Lector), dedicado a su segunda hija, de 14. En esta nueva entrega el autor invita a los lectores a acercarse a temas como la migración y la convivencia democrática. Faltan dos más que serán para sus hijos Matilde (6) y Pedrito (4). Tiene disciplina para escribir y la última entrega le tomó cerca de tres meses de trabajo.
Entonces escribir estos libros infantiles ha resultado catártico para ti.
-He escrito otros cuatro libros, pero estos son más luminosos, hay más dulzura en ellos. Personalmente lo necesitaba, no solo por el atentado sino por lo que aprendí en mi corta experiencia en Codelco, que es mi única vivencia en un cargo público. Esta no fue buena, no me puedo quejar porque me sirvió para crecer profesional e intelectualmente, pero salí con un mucho peor concepto de la política chilena, de este país y de las élites. Y eso que yo nunca he sido un cándido (…).
¿Qué temas abordarás en tus próximos cuentos?
-Uno tratará sobre la crisis climática y el otro acerca de la desigualdad. El primero (“Tete y Leonel”) buscaba abordar el conflicto social y las huelgas. El segundo pretendía tratar, a propósito de una materia que es muy candente como la inmigración, que esta tiene una causa económica y que si no se entiende no se puede resolver el problema. Estos cuatro libros se centran en los temas más conflictivos que se encuentran en las noticias.
En “Pelusa y Leonel” se habla de la solidaridad, de la aceptación, integración. ¿Los más chicos son receptivos a estos mensajes?
-Creo que sí. Se subestima lo que los niños entienden. Después de mi primer libro (infantil) me invitaron a muchos colegios a hacer un “Cuenta Cuentos”. (La audiencia) eran alumnos entre 8 y 11 años. Después los chicos hacían preguntas y conversábamos de política. Fui a todo tipo de colegios. Observé que los estudiantes tienen un sentido común, una idea bien clara de las cosas que están pasando. Se nota que algunos temas los abruman, que los niveles de agresividad y violencia los asustan. Muchas veces me confesaban, no en público sino que a la salida, que los asustaba que los papás o los tíos se pelearan (…) cuando le lees un libro a tu hijo o sobrino, él te puede hacer una pregunta que tiene que ver con sus miedos o inquietudes y debes ser sincero. Desde mi punto de vista, estos libros son una oportunidad educativa para los pequeños y también para los grandes.
No es fácil escribir para niños, ¿hiciste algún taller?
-El primero fue el más doloroso. Con Francisca Torres, que es la editora de libros infantiles de Planeta, tuvimos un proceso de aprendizaje muy duro. Nos peleábamos, nos reconciliábamos. Para mí fue muy revelador también toparme con el ensayo de Joseph Campbell, “Monomito”, que es el camino del héroe, y me di cuenta que, sin quererlo, el primer libro tenía esa estructura. Comprendí que debía ser fiel a esta y ello me redujo harto la pega y me ordenó la narración. También comprendí que los libros álbum se diseñan igual que una película: cuando se abren dos páginas, por ejemplo, se imaginan como una escena.
“TENGO TIEMPOS MUY LIMITADOS” PARA UNA CANDIDATURA
En julio pasado, a propósito de una pregunta que te hicieron por tu libro “Chacota: la república en la era del populismo”, surgió tu nombre para una eventual candidatura presidencial. Se ha señalado que estarían asesorándote personas ligadas desde la DC hasta Revolución Democrática. ¿Lo estás pensando
-Sí, pero en los mismos términos que dije desde un principio. Me gustaría meterme a la política formal, hay una mezcla de cosas que me empuja que tiene que ver con una inquietud mía y con un grado de insatisfacción alto con el discurso público contemporáneo, con el tipo de conversación que estamos teniendo y particularmente con lo que ocurre con la izquierda que está en un lugar de curiosa comodidad. Es una comodidad que paradójicamente tiene que ver con la certeza de la derrota. Está la siguiente lógica: ‘que en Chile puede gobernar la derecha, total no tienen mayoría en el Congreso, no pueden hacer mucho daño. Además si se piensa en Piñera o Lavín no son muy amenazantes, no es que vayan a hacer una revolución neoliberal y, por lo tanto, eso nos permite continuar perdiendo’.
“(…) No estamos haciendo lo que debemos hacer: construir una estrategia que le de una narrativa creíble al país para gobernar, para que de verdad cambien las cosas. Es una comodidad surgida de la certeza que estamos derrotados. Eso me pone de mal genio, porque no creo que los países se construyan con mediocridad. Esto fue lo que me empujó a tener el descaro, porque no soy conocido, no me paso en los matinales, sino que trabajando, decir que vamos a hacer propuestas. He estado, en la medida que puedo, haciéndolas, respecto al modelo de desarrollo y a una serie de otras cosas”, describe.
¿No has decidido nada todavía?
-No, pero sí hay un grupo de personas que cree que yo debiera hacerlo en serio…tengo muchos ramos (en la FEN), tengo tesistas (…) tengo tiempos muy limitados, entonces la viabilidad de lo que propongo dependerá de las personas a las que les parezcan (sus propuestas), respalden y empujen.
El 5 de octubre, en el 31 aniversario del Plebiscito, Ricardo Lagos dijo que “hay una sensación de que (en la centroizquierda) los proyectos son individuales” y planteó que hay que avanzar “en proyectos colectivos”. El rector de la UDP, Carlos Peña, sostuvo dos días después que “la oposición está carente de ideas y busca cohesionar a sus fuerzas” con actos como la acusación constitucional contra la ministra Cubillos. ¿Hay mucho desorden de ideas en la oposición?
-Recuerdo que, cuando yo era chico, en la Concertación estaban agarrados de las mechas (…) pero la gracia de la Concertación es que tenía una mirada estratégica muy clara. En primer lugar, había que recuperar la democracia y después lograr completar la transición y avanzar en una agenda de equidad y protección social. Eso lo tenían claro de capitán a paje, habían discrepancias de cómo y a qué velocidad hacerlo (…) el problema es que eso no está claro ahora. Lo que, a mi juicio, ha ocurrido en los últimos 10 años, es que la izquierda renunció a lo que es central: proponerle al país una estrategia de desarrollo.
” (…) Si para algo puede servir lo que estoy haciendo, más allá de las probabilidades de éxito, que toda persona razonable sabe que son menores, es para poder volver a instalar esto. Tengo la impresión de que he logrado generar la inquietud y con eso me doy por satisfecho (…) mientras me den el espacio seguiré como ‘Pepe Grillo’ diciéndole a la izquierda: mientras ustedes, nosotros, no formulemos un proyecto más creíble de desarrollo, no una fantasía, no una utopía bolivariana, en el cual el proceso de crecimiento sea coherente con el tipo de país, sociedad o democracia al cual aspiramos, no vamos a ganar La Moneda”, enfatiza.
¿Qué tiempo te has dado (para una eventual candidatura)?
-No tengo prisa, tengo 47 años… Alguien tiene que pensar en discrepar del tipo de política mediocre, efectista, farandulera que está presentándole la izquierda al país. Y yo con el poco volumen (de tiempo) que tengo lo haré. Probablemente no sea presidente, pero lo que importa es empujar este cambio, porque este país, de verdad, se va a hundir en la mediocridad.
¿Te sientes cómodo en el PS? En algún momento dijiste que te sentías a medio camino entre la Concertación y el Frente Amplio y que incluso consideraste integrar este último.
-Sí, lo consideré. Si me siento cómodo o no, es como si me preguntaran si me siento cómodo en la Universidad de Chile. (Haciendo un paralelo)… te podría dar un listado de los defectos que tiene y de lo que debiéramos cambiar para ser mejores. Esta universidad me dio trabajo, pero es como mi hogar, mi espacio, donde nací. Acá ( muestra a su espalda) está el monumento de los detenidos desaparecidos y ejecutados políticos y hay amigos de mi padre ahí. El PS para mí no tiene que ver con la comodidad sino que con mi identidad y con una convicción que tengo: que la desigualdad, la injusticia y el clasismo en Chile es un tema central. Mientras esto no sea resuelto este país no será moderno.
De ser candidato, ¿podrías encarnar ese “proyecto colectivo” que añora Lagos?
-Lo podría hacer. Claro que hay limitantes política, comunicacional y práctica, que deberían ser superadas. La limitante política es que no hay ninguna posibilidad de que yo lidere un proyecto en que uno de mis roles sea defender ideas en las que no creo. Por lo tanto, tengo que sostener una conversación con las bases, los militantes, para que entendamos de que estamos hablando de lo mismo (…) Algo de eso he estado haciendo. Estoy teniendo esos encuentros privados regularmente. La segunda limitante, que es comunicacional, significa que algún momento yo tendría que salir de esa conversación privada y entrar a hacer una campaña mediática (…) el problema es que tengo un trabajo, entonces requiere que decida, por ejemplo, rebajarme la jornada en la universidad. Pero para poder hacer eso debo sentir, y justificarlo ante mi familia, que efectivamente tiene algún sentido (…) entonces hay una dimensión política, logística, mediática y vamos a ver (…).
“De aquí a mediados del próximo año, si esto (su candidatura) no prende, tengo muchos libros que escribir, muchas clases que enseñar, muchas tesis que dirigir”, remarca.