La verdad de lo que ocurre en Jerusalén
*Por Sivan Gobrin
Durante los últimos 10 días ha habido una aguda escalada de violencia en Israel. Todo se desató el viernes 14 de julio cuando dos policías israelíes fueron asesinados por tres terroristas palestinos en la zona de la Explanada de la Mezquita, tercer lugar más sagrado para los musulmanes, en la ciudad vieja de Jerusalén.
Esto provocó el cierre de la zona ese día para buscar la posibilidad de que existieran más armas y así mantener la seguridad de quienes acuden a rezar a ese lugar. Como segunda medida de seguridad, se instalaron detectores de metales, lo que fue rechazado por los feligreses, aún cuando en muchos lugares santos del mundo existe esta medida (El muro de los lamentos en la misma Jerusalén, el Vaticano y la Meca, entre otros). El descontento desembocó en protestas en las afueras de la Ciudad Vieja de Jerusalén, dónde ha habido periódicos enfrentamientos con la policía israelí.
Cabe destacar que la Explanada de las Mezquitas o Monte del Templo, como le llaman los judíos, goza de un “status quo”, en el cual la policía jordana (Waqf), ha sido encargada de mantener el orden y la seguridad, pero ante los hechos más recientes, al parecer la zona no era tan segura como se creía.
Hasta 1967, toda la zona oriental de Jerusalén pertenecía a Jordania, coartando el derecho de los judíos a rezar en el Muro de los Lamentos, el lugar más sagrado para el judaísmo. Durante los últimos 50 años Israel ha intentado mantener una política de seguridad para que los cuatro “barrios” de la Ciudad Vieja (judío, musulmán, armenio y cristiano) puedan mantenerse en paz y salvaguardando su seguridad. A pesar de la soberanía israelí, la seguridad de la zona musulmana siempre ha estado administrada por la antes mencionada policía jordana, Waqf.
Ante la delicada situación, La Autoridad Palestina llamó a un “día de furia en contra de Israel” y cortó las relaciones unilateralmente. Esto tuvo como consecuencia el asesinato a sangre fría de tres Israelíes integrantes de la familia Salomon en la zona de Jalamish, cerca de Ramallah, mientras se sentaban a cenar y a celebrar el nacimiento del nuevo nieto. El terrorista fue neutralizado y hoy recibe tratamiento en un hospital israelí mientras circulan fotos por internet mostrándolo con una gran sonrisa. En Gaza celebraron el atentado. Las protestas se fueron incrementando y salieron de las fronteras de Israel, llegando a Turquía, Malasia, Jordania y Líbano, dónde miles de musulmanes han convertido esta situación en una guerra de Israel contra el Islam, cuando al final del día, todas las medidas que se han tomado han sido para la seguridad y la mantención del status quo de los mismos musulmanes.
El rol de la policía en las protestas ha sido la de contener a la turba que no entiende que las decisiones se toman por el bienestar de todos. Ayer lunes otro terrorista palestino intentó asesinar a cuchillazos a otro ciudadano en la ciudad de Petaj Tikva, a unos 60 kms de Jerusalén en el centro del país, que nada tiene que ver con el centro del conflicto. Pero se equivocó y acuchilló a un árabe israelí.
Israel no tiene ningún interés en provocar ni desbalancear la situación en la Explanada de las Mezquitas, es más, siempre ha velado para garantizar que todas las religiones puedan convivir, pero el asesinato de los policías demuestra que la seguridad no puede darse por sentada.
Es extraño que pongan como excusa de su protesta los detectores de metales (que el Consejo de Seguridad de Israel decidió quitar para calmar la situación), si cuando los musulmanes israelíes van a hacer trámites o cobrar, por ejemplo, su seguro social, deben pasar por los mismos detectores. Entonces hay algo más ahí. El resto del mundo se sigue llenando de mentiras, dónde es más fácil emocionarse con la propaganda palestina, sin entender que el conflicto es mucho más profundo, y que a Israel no le interesa “conquistar” o “apropiarse” de territorio, sino que vivir en paz y con fronteras seguras.
*Sivan Gobrin es Vicepresidente de la Comunidad Chilena de Israel.