La inocencia hace rato dejó de ser un atributo de las heroínas de la cultura popular. Chicas tatuadas, de moral distraída y que disfrutan de la venganza como si se tratara de mojitos van de la mano con la búsqueda de un perfil de la audiencia de esos relatos para cine, televisión o literatura. En este último caso, la tendencia muestra que mientras más (supuestamente) frágil es la protagonista más extraordinario es el thriller.
Una vuelta de tuerca al “Chick lit” más romanticón y convencional relato de mujeres luchando en un mundo de hombres por su pedazo de amor y una pseudoliberación como “50 sombras de Grey”, da pie a otras historias más sombrías. “Grip lit” le llaman los marketeers a este subgénero donde campean títulos como “La mujer de un solo hombre”, “Perdida”, “La chica del tren”. Los editores lo llaman best seller y autoras como la abogada estadounidense Shannon Kirk, los titulan simplemente como “El método 15/33”.
Ganadora del premio National Indie Excellence y el IBPA Benjamin Franklin Award 2016 a la mejor novela de suspenso del 2015, el thriller sobre una adolescente que debe superar a sus secuestradores y ejecutar su venganza, ha sido traducida a 16 idiomas y ya vendió sus derechos cinematográficos.
La manipuladora protagonista de “El método 15/33” es una joven de 16 años, embarazada, que es secuestrada y que, lejos de victimizarse, se concentra más en salvar al bebé que lleva en su vientre que en su propio bienestar. Para ello lleva adelante un metódico plan que mezcla ingenio, voluntad y frialdad inhumana para sobrevivir. Un método casi científico, asegura la escritora que ve potenciado su proyecto al estar casada con un físico de laboratorio.
Más allá de su opinión en sus primeros borradores, Kirk dice que es inevitable que ambos talentos se permeen mutuamente. “Vivir con un científico ha impactado en mi trabajo de escritora de manera absoluta. Es algo que me desafía permanentemente para ser precisa, eficiente en lugar de que mi imaginación quiera solamente arrancarse por ahí”, señala.
Kirk agrega un nuevo eslabón a la cadena virtuosa de las heroínas literarias pop que imperan desde las “Mujercitas”, de Louise May Alcott, pasando por la entereza de carácter de las creaciones de Jane Austen hasta la sádica Lisbeth Salander, de la serie de novelas Millenium, patrones comunes en un patriarcado literario donde las chicas que pelean suenan a extravagancia, cree la autora.
“Hay referentes en el mundo real, fuera de las páginas de los libros de mujeres brillantes, fuertes y que logran soportar de pie ante una sociedad de hombres. Un caso fantástico es el de la autora de “Harry Potter”, J.K. Rowling, una mujer que no solo está en la cima del juego, sino que define cómo es la industria hoy. Mujeres como ella inspiran a otras que permanentemente definen estas reglas y las suben a su nivel. Otras, de un perfil más bajo, no son solo escritoras, también son abogadas, activistas y personas comunes que son héroes de cada día“, dice.
“Conozco una que era predicadora pero decidió comprometerse con la causa contra el tráfico de personas y abandonó la iglesia para crear Amirah House, un hogar refugio para víctimas de este mal. Sin ella, la asistencia para estas personas sería igual a cero en nuestra área. Lo que ella realiza es un ataque directo a la horrible panza de la sociedad del patriarcado, una que lleva siglos explotando a las mujeres por sexo, drogas, favores o poder. También en una escala menos dramática, otras escritoras y legisladoras que conozco, por el solo hecho de hacer su trabajo con el mayor profesionalismo logran un gigantesco aporte a la comunidad y la creación de calidad. Estas personas demuestran su valor permanentemente sudando tinta y logrando avances para las mujeres en la sociedad, recordándonos a todos que es algo en lo que nunca debemos ceder”, agrega.
-¿Qué te parece que historias como “Perdida”, “La Chica del tren” o “El método 15/33”, donde las protagonistas tenga una profundidad sicológica con luces, sombras y vicios generen tanta adicción en los lectores de esta generación?
-Bueno, primero, me halaga que me consideren en la misma categoría de esas otras obras. Es algo que cuando me lo dicen no deja de sorprenderme. Me encanta y me honra, claro. Pero respecto a porqué estos libros y sus respectivas películas resultan tan adictivos y hacen tanto ruido, creo que la razón es que todos tienen en común que las chicas protagonistas son fuertes y tienen vicios sociales< , a la larga son dramatizaciones de la vida real. Podemos identificarnos con esos personajes porque todos somos o conocemos a alguien con esas características. Incluso, en el fondo, deseamos secretamente ser como ellas.
“Dime, ¿quién no quiere ser una cabrona implacable como Lisbeth Salander?, ¿quién no querría ser lo suficientemente frío para apagar el miedo y las emociones incómodas para hacer el trabajo sucio como la protagonista de mi novela? Durante mucho tiempo las mujeres fueron ese personaje secundario que llegaba a ser un héroe solo si se ajustaba a cierto perfil: la chica buena, agradable, cariñosa, adorable y cálida. Bueno, esa es la generalidad, ciertamente hay un montón de excepciones. Pero, en su mayor parte, el personaje femenino era así de anodino. Lo cierto es que en la vida real muchas mujeres son así, pero también conviven con su contradicción. Con los hombres pasa lo mismo, porque los seres humanos no somos solo seres binarios. Una mujer puede ser esposa, una madre genial, cálida y cariñosa. Buena en general, pero te garantizo que muchas tienen secretos o deseos oscuros que no las hacen malas personas… las hacen aún más humanas.
– A propósito de la protagonista de “El método 15/33”, en Chile una adolescente embarazada suele ser objeto de debate sobre quién puede decidir sobre la vida que lleva consigo y las excepciones que permitirían un aborto. ¿Como abordas ese tema en una cultura conservadora, pero liberal en lo social?
– Esa es una pregunta compleja. Sobre todo si se toma en cuenta la multitud de opiniones de los lectores. Ciertamente, no quiero ofender a nadie, pero te contesto honestamente y mi opinión personal es fuerte e inamovible: creo que cada mujer debe tener el 100% de dominio sobre su propio cuerpo y todas las decisiones relacionadas con él y su vida, con cero excepciones. No creo que ningún hombre tenga el poder de decidir, y mucho menos votar sobre lo que una mujer puede hacer con su cuerpo.
“Los hombres, los gobiernos, las iglesias, los matrimonios arreglados, los dictadores, los violadores, los proxenetas e incluso los médicos han dictado históricamente lo que una mujer debe hacer con su cuerpo o lo que debe pensar o votar. En general, han llevado a muchas mujeres al desastre, a la ruina, a la muerte, al suicidio, al trauma mental, a la pobreza, a lesiones físicas serias y a una inmensa represión”, remarca.
Y apunta que “en cuanto al embarazo, puedo entender las opiniones extremas que la gente tiene sobre la protección de la vida, y créeme que yo también deseo proteger todas las formas de vida. Pero simplemente no puede ser el caso que otra persona se permita decidir qué hacer con el cuerpo de otra. ¿Cómo se sentirían los hombres si las mujeres, o si desde el gobierno se votaran leyes que regularan cuándo y cómo realizarse una vasectomía?, ¿si las mujeres decidieran que fuese obligatorio que tomaran Viagra? Suena ofensivo, ¿verdad?.
AUTOR: La Nación
FUENTE: Carlos Salazar