La maternidad en tiempos de “exitismo profesional”
Cada día, satisfacer las exigencias laborales y obtener las ansiadas metas profesionales son los objetivos que todos desean alcanzar. Pero, para lograrlos, se deben sacrificar varios otros aspectos de la vida, lo que, tarde o temprano, nos lleva a cuestionar la importancia que les otorgamos.
Según el estudio Vivir Presente, realizado por la Consultora Trendsity para Kimberly Clark, en el caso de la maternidad, la tensión se genera en virtud de la búsqueda de realización personal en varios ámbitos. La clave está en hacerse responsable de las decisiones tomadas y comunicarlas: “Si tomo la decisión de trabajar cierta cantidad de horas, me hago responsable de esa decisión. Lo mismo si la mamá decide ir a tomar un café con amigas o salir”, asegura Maritchu Seitún, licenciada en Psicología. Es aconsejable hablar con los hijos de eso, entender su enojo o su reproche, y que descubran que mamá vuelve más contenta y con más ganas de estar con ellos.
La experta señala que los cambios en los modelos de paternidad han dado un vuelco en el pasar de los años. De padres autoritarios a padres más permisivos y reflexivos. Anteriormente existía una menor conexión emocional con los hijos. Sin embargo ahora la paternidad reflexiva acompaña el “no” con razones y fundamentos. Se trata de una paternidad entendida desde la escucha, la dedicación y mayor conexión.
Sin embargo, los nuevos tiempos traen también otras problemáticas, vinculadas principalmente a la calidad y cantidad del tiempo compartido con los hijos, y a la generación de un sentimiento de culpa que es transitado de diferente forma.
Seitún recomienda dedicar un tiempo de disponibilidad total y exclusiva con los hijos: “Es la capacidad de dejar el teléfono, la computadora y las actividades de lado y demostrar al hijo que es prioridad. No va a ser a ser todo el tiempo, pero sí con frecuencia. Puede ser todos los días 20 minutos o media hora, pero donde las acciones de los padres dejen claro a los hijos de esa prioridad. Sin ese rato de presencia diaria no le podemos decir que es más importante que todo lo demás, no se compensa con regalos o grandes salidas”, enfatiza.
La recompensa, sin embargo, de esta presencia de los padres en la crianza sí se manifiesta a la hora de promover niños y jóvenes más seguros de sí mismos: “Estar presentes atendiendo y entendiendo lo que necesitan los hijos crea un vínculo de apego muy fuerte: con la presencia, padres e hijos se enriquecen mutuamente. Es determinante para generar chicos seguros de sí mismos” comenta Seitún.
“La seguridad en su presencia y disponibilidad fortalece la salud y también les guía en el camino correcto, porque no se trata sólo de afecto, sino también de límites y diálogo. Esa presencia adulta, que es brújula y muestra su deseo de compartir con ellos, produce una armonía familiar que deviene en felicidad”, añade.
De esta forma, Vivir Presente se transforma en una pregunta sobre cómo queremos administrar hoy nuestro tiempo, nuestra energía y nuestra atención para estar más presentes con nosotros mismos y con quienes nos rodean, para lograr ser cada vez “más humanos” e integrados.