La vocación incluye características personales y sociales, tales como la motivación, personalidad, habilidades, capacidades, aptitudes, características propias de la familia y de la formación y educación secundaria. Por tanto, se reconoce que la vocación de una persona responde a variables de interés y atracción a las preferencias personales que logran satisfacer al individuo en áreas extensas de su vida.
Los factores psicológicos que influyen en la decisión vocacional están la autoeficacia, autoestima y las expectativas. La autoeficacia es el dominio en una tarea en específico, en base a los juicios que cada individuo realiza a partir de las capacidades que observa en sí mismo, desde lo cual, además, organiza y ejecuta sus acciones a fin de alcanzar los desempeños que desea. Si la autoeficacia construida por la persona permite ser percibida como elevada, es posible que exista mayor eficacia en el futuro; es así como la autoeficacia representa el grado de confianza que los individuos manifiestan a la hora de explorar una variedad de actividades profesionales.
Por otra parte, está la autoestima, la que implica conocimiento de sí mismo, aceptación y el aprecio por propias características, lo cual además se encuentra en una relación con la posibilidad de ejercer el pleno desarrollo de las propias potencialidades. La aceptación de sí mismo y el despliegue de las capacidades, a fin de hallar el sentido de la existencia y tener esperanza del futuro. En este sentido, tiene relación con la elección vocacional, ya que los jóvenes al aceptarse y lograr alcanzar una autoestima positiva, logran además descubrir y posteriormente ejercer sus habilidades personales en el ámbito vocacional.
Por último está la expectativa en el futuro y la esperanza allí depositada. Esto es un aspecto importante en el ámbito de la toma de decisión reflejada en la elección de una profesión u oficio, que es el futuro empleo o trabajo ejercido, mediante el cual se presenta una retribución tangible (sueldo) e intangible (despliegue de las competencias, reconocimiento, etc.), por el trabajo realizado, donde la vocación en la profesión elegida es un eje relevante del bienestar y de la salud mental de las personas en el desarrollo de su vida.
• José Lizana, psicólogo y académico, Facultad de Psicología U. San Sebastián.