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La historia de la vendedora de dulces de La Ligua que tejió chalecos que se venden en multitienda

Violeta Osses participó, junto a más de 20 familias de artesanas de las comunas de Cabildo, La Ligua, La Calera, Puchuncaví, Zapallar, Putaendo, Papudo, Nogales y Llay Llay, que trabajan asociativamente en la Cooperativa Hilacoop, en la sexta versión de “Volver a Tejer”, proyecto social y comercial del Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap), la empresa Paris S.A. y Fundación Ona.
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Violeta Osses (59) se define como “una mujer de esfuerzo”. Casada hace 44 años y con dos hijos, vive en el sector rural Quebradilla de la comuna de La Ligua junto a su esposo, José Vilches -con quien en 2007 lograron terminar la enseñanza media-, y dos nietas de 15 y 19 años. Es presidenta de la junta de vecinos y tesorera del comité de aguas. Además, realiza dos trabajos para llevar el sustento a su hogar: vende dulces en la carretera y teje.

Cuando tenía 9 años su madre murió y debió irse a vivir con su abuela. Como eran seis hermanos y ella era de las mayores, además de estudiar y ayudar en las labores de la casa también debió preocuparse de cuidar a los más chicos. Así fue como desde temprana edad supo lo que era la responsabilidad. “Tuve una vida muy sacrificada de niña y eso forjó mi carácter. Por suerte tengo un marido que me apoya en todo. Él no me lo dice, pero lo piensa, yo lo sé”, señala.

Durante sus primeros años de casada, su marido se dedicaba a la agricultura y ella, a cuidar a sus hijos, a sus labores comunitarias y al tejido. A inicios de los 90 el trabajo agrícola ya no les dio, producto de la sequía, y debieron buscar nuevos ingresos. En 1992 Violeta salió por primera vez a vender dulces de La Ligua a la autopista. En un inicio lo hacía los fines de semana, pero ahora se le ve cada día en el kilómetro 147 hasta pasadas las 10 de la noche. Su esposo se convirtió en maestro dulcero de una empresa de la zona y se especializó en cachitos y cocadas.

El tejido corrió por un camino paralelo en la vida de Violeta. Le enseñaron a tejer en el colegio; siempre le gustó. Durante un cuarto de siglo hizo remalles, embolsillados y terminaciones para una fábrica de la zona y hace cuatro años se integró a la Escuela de Artes Textiles Wanaku La Ligua, iniciativa de la empresa Sopraval, donde aprendió a hilar, teñir y profesionalizar su trabajo. Actualmente es socia de la naciente Cooperativa de Hilanderas Hilacoop.

“Gracias a los dulces y al tejido les pude dar educación a mis hijos. Yessenia es contador auditor y Daniel estudió montaje industrial. Hoy los apoyo con sus hijos, tal como hizo conmigo mi abuela. Ojalá que cuando sea vieja me cuiden a mí y no me tiren al patio del fondo”, dice risueña.

RESCATE DEL OFICIO TEXTIL

Este año Violeta participó, junto a más de 20 familias de artesanas de las comunas de Cabildo, La Ligua, La Calera, Puchuncaví, Zapallar, Putaendo, Papudo, Nogales y Llay Llay, que trabajan asociativamente en la Cooperativa Hilacoop, en la sexta versión de “Volver a Tejer”, proyecto social y comercial del Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP), la empresa Paris S.A. y Fundación Ona. La iniciativa público-privada, que recupera y pone en valor el oficio textil y el tejido local, llegó este año a Tiendas Paris con una colección de siete diseños de vestuario infantil (chalecos, ponchos y capuchas) tejidos a palillo por las artesanas, los que serán comercializados bajo las marcas Tribu y Umbrale Kids.

“Siempre llevo mis tejidos a la carretera, para que me cunda, y esta vez hice lo mismo. También tejí en mi casa, escuchando música romántica y rancheras durante el día y viendo ‘Pasapalabra’ por la noche”, comentó la vendedora de dulces. Agregó que gracias a la asesoría de Fundación Ona también aprendió a mejorar tallas y terminaciones, “para que las prendas sean dignas de estar en una multitienda”.

En el lanzamiento de la versión 2019 de “Volver a Tejer”, que se realizó en la Casa Abierta Sopraval, participaron el ministro de Agricultura, Antonio Walker; el subdirector nacional de Indap, Luis Bravo, y el director regional del servicio, Fernando Torregrosa; la gerente de Negocios Infantil Paris, Trinidad Gaete; la gobernadora de Petorca, María Paz Santelices; el gerente de Asuntos Corporativos de Agrosuper, Rafael Prieto; el subgerente de Comunidades de Sopraval, Jaime Edwards, y las tejedoras participantes junto a sus familias.

Para la confección de las prendas se creó en la Granja Quintessence un hilado con identidad nacional y 100% natural. compuesto por 40% de fibra de baby alpaca de Llay Llay (Valparaíso), 40% de fibra de llama de Socaire y Ayquina (Antofagasta) y 20% de lana de oveja merino de Panguipulli (Los Ríos). Así, la materia prima es hipoalergénica, tiene suavidad premium y conserva la temperatura corporal.

En esta versión no solo incorporó una matriz de trazabilidad, desde cuántos y dónde fueron esquilados los animales hasta fichas técnicas de los procesos, sino que también fue un incentivo para la creación de la Cooperativa Hilacoop, que reúne a artesanas que, con apoyo de INDAP, se asociaron para “revitalizar la tradición textil”, tal como dijo Eugenia Báez, presidenta de la organización.

El ministro Antonio Walker afirmó que esta alianza con Paris “busca ampliar los mercados para que las artesanas puedan comercializar en mejores condiciones sus productos y, por su parte, los consumidores accedan a prendas únicas y de calidad, 100% hechas a mano y con una materia prima única”.
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