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La extraña condición neurológica que aqueja a Melissa Gilbert, actriz de “La pequeña casa en la pradera”

La intérprete de “Laura Ingalls” confesó que la patología la llevó a experimentar sentimientos de culpa y un fuerte impacto en su vida: “Es un trastorno que realmente aísla”, declaró a la revista People.

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La actriz estadounidense Melissa Gilbert, reconocida por encarnar a “Laura Ingalls” en la serie “La pequeña casa de la pradera”, reveló que sufre una discapacidad neurológica llamada misofonía, condición que provoca reacciones intensas y similares a la ira a ciertos sonidos, como el que se produce al masticar, aplaudir o chasquear los dedos.

En conversación con la revista People, Gilbert confesó que no lo pasó bien durante el rodaje de la producción. “Cuando filmaba escenas para ‘La pequeña casa en la pradera’ que transcurrían en el aula de la escuela, si alguno de los niños mascaba chicle o comía o golpeaba la mesa con las uñas, yo quería salir corriendo”, sostuvo.

“Me ponía roja como un tomate, se me llenaban los ojos de lágrimas y me quedaba sentada, sintiéndome absolutamente miserable y terriblemente culpable por sentir tanto odio hacia todas esas personas, personas a las que amaba”, confesó.

Conocer que sus reacciones ante los estímulos sonoros tenían un nombre generó un fuerte impacto en su vida: “Lloré cuando descubrí que lo que me pasaba desde siempre tenía un nombre y que no me ocurría porque yo era simplemente una mala persona”.

Durante su infancia, sus padres creían que las reacciones de la actriz eran parte de una personalidad difícil. “Mi familia pensó que era una niña quisquillosa que miraba a mis padres, a mi abuela y a mis hermanos con los ojos llenos de odio. Pensaban que era una grosera y me sentía muy mal por eso”, señaló al citado medio.

“Y culpable, que es un componente enorme de la misofonía, porque es muy común que uno sienta culpa por esas ganas de pelear o de huir. Es un trastorno que realmente aísla”, agregó.

En la entrevista, Gilbert comentó que hasta sus propios hijos eran conscientes de que el simple ruido de masticar algo podía desatar su enojo: “Yo hacía una señal con la mano, hacía que mi mano fuera como una marioneta y parecía que estaba masticando y luego la cerraba de golpe, ¡como si dijera ‘cierra la boca’”.

Sobre la misma línea, confesó que las reacciones se volvieron más complejas al llegar a la menopausia. “Me volví más susceptible y, simplemente, me encontré arremetiendo contra los demás. Y eso comenzó a afectar la relación cotidiana con mis seres queridos”.

Hasta 2023, la actriz pensaba que su condición no tenía una cura, sin embargo, su realidad cambió al enterarse que sí existe un tratamiento. “Escribí al azar al Centro de Misofonía de Duke y dije: ‘Necesito ayuda. Por favor, ayúdenme’”, recordó. Su petición fue respondida de manera inmediata por el doctor Zach Rosenthal, quien le ofreció ayuda.

Eso fue muy importante para mí (…) Es una cuestión emocional. Tiene que ver con la autorregulación y el autocontrol (…) Me di cuenta de que podía capear estas olas, pero que no iban a desaparecer. Nunca van a irse. Pero ahora tengo todas estas herramientas que me permiten estar más cómoda y sentirme menos afectada. Me hizo sentir que tenía el control”, aseguró.

La pasada navidad, Gilbert le regaló a cada uno de sus hijos paquetes de chicles. “Ha cambiado toda mi vida”, cerró.

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