En un hecho excepcional en el proceso contra un policía en Estados Unidos, el jefe de las fuerzas del orden de Minneapolis testifica este lunes contra el agente Derek Chauvin, juzgado por la muerte del afroestadounidense George Floyd.
De uniforme, Medaria Arradondo, un afroamericano de 54 años que lleva tres años al frente de la policía en esta gran ciudad del norte del país, ha hablado de la importancia de tratar a la población “con compasión” y “con dignidad”.
Fue convocado por la fiscalía a este juicio extraordinario, después de una primera semana de testimonios, en su mayoría conmovedores, que cautivaron al público de Estados Unidos.
En junio, Arradondo había presentado una acusación virulenta contra Chauvin y sus colegas. “La trágica muerte de George Floyd no se debió a un problema de entrenamiento (…). Los oficiales sabían lo que estaba pasando, uno de ellos lo causó intencionalmente, los otros fallaron en la prevención, fue un asesinato”, escribió en un comunicado.
En el país, los oficiales de policía que hacen uso excesivo de la fuerza rara vez son despedidos por sus superiores y, por el contrario, se benefician de los convenios colectivos, negociados por su sindicato, que son muy protectores.
Además, en muy raras ocasiones se les procesa y con menos frecuencia se les declara culpables.
El 25 de mayo, en Minneapolis, los cuatro policías que querían arrestar a Floyd, sospechoso de haber intentado pagar con un billete falso de 20 dólares, lo esposaron y lo inmovilizaron contra el suelo.
Chauvin luego se arrodilló sobre su cuello durante casi nueve minutos.
Este hombre blanco de 45 años, liberado bajo fianza, ha sido juzgado durante una semana por asesinato. El juicio de sus tres excolegas, acusados de complicidad en la muerte, está previsto para agosto.
Chauvin se ha declarado inocente y asegura, por un lado, haber seguido un procedimiento acorde con su formación para controlar a un sospechoso recalcitrante; por otro, dice que no causó la muerte de Floyd, quien, según él, murió por una sobredosis.
Su primera línea de defensa ya fue debilitada la semana pasada por dos exsuperiores, uno de los cuales consideró “absolutamente innecesaria” o “injustificada”, la fuerza “mortal” utilizada para controlar a Floyd.
El testimonio de Arradondo podría asestarle un nuevo golpe.
Asfixia
El otro argumento se apoya en la presencia de fentanilo, un poderoso opioide, y metanfetamina, descubierta durante la autopsia de Floyd, que sin embargo identifica como la causa de muerte la “compresión del cuello”.
Como anticipo del debate entre peritos, la fiscalía llamó este lunes por la mañana al médico de urgencias que, tras media hora de infructuosos esfuerzos por reanimar a Floyd, lo declaró muerto.
Bradford Langenfeld estimó que, sobre la base de las pruebas de que disponía, había pensado que la “falta de oxígeno” o la “asfixia” era “la causa más probable de muerte” del hombre de 40 años.
El abogado de Chauvin, Eric Nelson, le preguntó si el consumo de drogas podía provocar la falta de oxígeno. “Sí”, respondió el médico.
Nelson luego pasó a las preguntas técnicas sobre los efectos del fentanilo, que dificulta la respiración.
El lunes pasado, Courteney Ross, una mujer blanca de 45 años que tuvo una relación íntima con Floyd desde 2017 hasta su muerte, habló de su adicción compartida a los opiáceos y también fue sometida a un intenso interrogatorio.
El juicio se extenderá por dos o tres semanas más.
Los miembros del jurado emitirán su veredicto a finales de abril o principios de mayo. Si no es unánime, el juicio será declarado nulo y sin efecto y el trámite deberá comenzar desde el principio.
Tal hipótesis despierta fuertes temores en Minneapolis, donde estallaron intensas protestas después de la muerte de Floyd.