En los litorales rocosos templados, el estrés ambiental causado por las mareas produce una gran variación “vertical” en la abundancia y diversidad de especies marinas. A lo largo de las costas, factores ambientales como la exposición al oleaje o productividad generan una variación biológica “horizontal” que, cuando se mide en intervalos de muestreo amplios (hasta cientos de kilómetros), generalmente supera la variación biológica vertical.
“La pregunta que nos planteamos fue cómo se compara la variación biológica vertical con la horizontal cuando esta última se mide en hábitat ambientalmente similares, y si esta comparación daba resultados similares entre costas del Atlántico noroccidental y el Pacífico sudoriental”, aseguró el Dr. Nelson Valdivia, ecólogo del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (Ideal) de la Universidad Austral de Chile (UACH) y co-autor del estudio.
La investigación liderada por Alexis Catalán, estudiante de doctorado de Biología Marina de la UACH, consideraba que este tipo de ambientes mantienen una variación bastante marcada a nivel vertical, debido a que en la superficie presentan condiciones muy desfavorables para organismos marinos, mientras que descendiendo al mar y por las características de este elemento, las corrientes permiten la llegada de nutrientes y mejoran las condiciones para las especies marinas.
Para comprobar la influencia de estas variaciones ambientales, se estudiaron además dos especies marinas dominantes en su correspondiente entorno. La primera de ellas es conocida como “alga de roca” (Ascophyllum nodosum), comúnmente encontrada en el hemisferio norte (Europa y Estados Unidos). La segunda especie de estudio fue el chorito maico (Perumytilus purpuratus), bivalvo distribuido geográficamente desde el Ecuador hasta el Estrecho de Magallanes por el Océano Pacífico, bordeando toda la costa de nuestro país.
Ambas especies suelen habitar en la zona intermareal en grandes números, por lo que cualquier cambio en su abundancia afecta a todo su ecosistema. Además, tanto A. nodosum como P. purpuratus están siendo constantemente influenciados por las variabilidades ambientales de gradiente tipo vertical.
“A pesar de que las dos comunidades y especies son distintas y están en diferentes sitios geográficos, mostraron patrones similares de variación”, mencionó el Dr. Valdivia, quien también es académico del Instituto de Ciencias Marinas y Limnológicas (ICML) de la UACH.
El estudio establece que el paisaje de la zona intermareal depende significativamente de este patrón vertical. “Cuando se construyen proyectos en zonas costeras que implican, por ejemplo, un cambio en el oleaje, se genera un fuerte impacto en el ecosistema presente, por lo que hay que tener en cuenta estas variables”, concluyó Valdivia.
La investigación fue publicada en la revista científica Ecosphere.