Servicios de revelado de imágenes en papel, imanes, y hasta madera como soporte ofrece la tienda laboratorio Migo, para todos los nostálgicos de la foto de antes y los accesorios relacionados con la experiencia de atesorar el momento.
Para los nostálgicos de los formatos clásicos o quienes desean rescatar la vieja experiencia de la foto enmarcada y en papel fotográfico, el laboratorio tradicional Migo propone recuperar a través de la química de siempre y el papel fotosensible una institución desterrada por el celular y la foto digital.
El crecimiento de la fotografía digital, lejos de acercar una idea más emotiva sobre la captura de estos momentos suele trivializar fiestas, recitales y otros “instantes Kodak” en centenares de fotos binarias que terminan acumuladas en un disco duro o el chip del celular.
El catálogo de servicios de Migo ofrece los populares “Woodies”, fotos montadas en maderas de 10×10 en un diseño creado especialmente para los registros de Instagram, bastidores enmarcados tipo póster a la usanza de las antiguas promociones de los laboratorios fotográficos de rollos análogos, impresión en imanes, al estilo “Paspartú” (enmarcado sobre otro marco de cartón o papel) y álbumes, entre otros.
“Queremos unir las antiguas y nuevas tendencias de la fotografía, siempre pensando en que las imágenes plasman vivencias y alegrías que no queremos olvidar, llevar esos recuerdos al papel, con entretenidos formatos, muchos con estilo vintage”, explica Cristóbal Valdés , fundador de la tienda estudio ubicada en Tobalaba y la Galería Drugstore.
La nostalgia de volver al papel completa la experiencia con accesorios como rollos fotográficos, bolsos, correas y cámaras Polaroid, Fuji y Lomography. Más información en el sitio del laboratorio Migo.
SECCIÓN: Vida y Estilo
AUTOR: Carlos Salazar
FUENTE: La Nación