En el reporte “Aprender a cumplir la promesa de la educación”, la organización pide que se tomen medidas urgentes en materia de enseñanza.
Millones de niños en el planeta van a la escuela, pero no aprenden ni siquiera lo básico para escapar de la pobreza, afirma el Banco Mundial, al advertir de una “crisis de aprendizaje” en la educación global que acentúa la desigualdad social.
Aunque en muchos casos completan la educación primaria e incluso secundaria, los estudiantes no logran calcular el cambio correcto cuando compran algo, no pueden comprender una receta médica o interpretar una campaña publicitaria, según un informe del BM publicado el martes.
La escolarización sin aprendizaje no sólo es una oportunidad perdida en términos de desarrollo, sino una enorme injusticia para millones de personas en países de ingresos medios y bajos, concluye la institución en el reporte “Aprender a cumplir la promesa de la educación”, en el que insta a tomar medidas urgentes.
“Esta crisis de aprendizaje es una crisis moral y económica”, dice el presidente del BM Jim Yong Kim, al señalar que los beneficios de la educación en términos de mejores ingresos y mejor salud, dependen del aprendizaje.
“La escolarización sin aprendizaje es una oportunidad desperdiciada. Más que eso, es una gran injusticia”, añade.
El reporte, que sugiere líneas de acción para superar estas deficiencias, señala con preocupación que esta crisis de aprendizaje está ampliando las brechas sociales en lugar de reducirlas.
Según el BM, “los jóvenes que ya están en desventaja debido a la pobreza, los conflictos, a su género o una discapacidad, alcanzan la edad adulta sin las habilidades más básicas”.
El estudio cita fallos de alfabetización en Kenia, Tanzania y Uganda, donde tres cuartos de los escolares de tercer grado leían una frase sencilla, pero no la entendían. O de la India rural, donde en quinto de primaria la mitad no podía restar correctamente 46 – 17.
También menciona preocupantes realidades en Latinoamérica. En Uruguay, los niños pobres de sexto grado son evaluados como “no competentes” en matemáticas, cinco veces más que los niños ricos.
Y en Brasil, a pesar de mejoras educativas, el estudio advierte que al ritmo actual llevaría unos 75 años alcanzar el promedio de los países ricos en matemáticas. En lectura, se necesitarían 263 años.
Según los indicadores internacionales de lectura, matemática y escritura, las calificaciones del estudiante promedio en un país pobre son inferiores a las del 95% de los alumnos de los países de ingresos altos.
Esto supone que muchos estudiantes de alto desempeño en países de ingresos bajos y medios se ubicarían en los niveles inferiores en un país más rico.
Estas estadísticas no tienen en cuenta, además, a los 260 millones de niños en todo el mundo que directamente no van a la escuela.