Los turistas amenazados deben partir antes del sábado, que se espera sea un día negro en el frente de incendios, con ráfagas de viento y temperaturas superiores a 40 °C. Unas condiciones que atizarán las voraces llamas que también han matado animales.
Miles de turistas disponen de 48 horas para abandonar las zonas turísticas de la costa sudeste de Australia antes de la llegada
este sábado de una
nueva ola de calor que avivará la progresión de los incendios forestales que asolan hace semanas el país.
Los siniestros fuera de control
han provocado la muerte de al menos ocho personas en dos días y redujeron a cenizas cientos de hectáreas de bosques en el primer día del año 2020 y muchos
turistas están bloqueados en ciudades costeras rodeadas por las llamas.
Bomberos de Nueva Gales del Sur pidió este jueves a los visitantes que abandonen dos zonas costeras de unos 300 kilómetros de largo desde la ciudad de Nowra (a unos 200 km al sur de Sídney)
hacia el sur y el estado de Victoria.
Desde el inicio de la temporada de incendios, en septiembre, el fuego ha cobrado la vida de 18 personas, cifra podría aumentar, ya que las autoridades del estado de Victoria afirmaron este jueves que
17 personas se encuentran desaparecidas en ese territorio.
Los turistas amenazados deben partir antes del sábado, que
se espera sea un día negro en el frente de incendios, con ráfagas de viento y temperaturas superiores a 40 °C. Unas condiciones que atizarán las voraces llamas que también han matado animales.
Podría ser incluso peor que el martes, la jornada más desde que todo comenzó hace tres meses.
Muchos turistas pasaron dos noches aislados en zonas sin electricidad y comunicaciones, con pocas reservas de alimentos. Las autoridades han garantizado la seguridad de algunas carreteras precisamente para evacuarlos.
La evacuación de la zona restringida para los turistas será “la más importante jamás realizada en la región”, declaró a la cadena ABC el ministro de Transportes de Nueva Gales del Sur, Andrew Constance.
Miles de personas comenzaron a salir del área afectada y este jueves se veía una larga fila de automóviles en la carretera que conduce a Sídney.
FUEGO SIN CONTROL
El subdirector del servicio de bomberos del estado, Rob Rogers, agregó éstos
no son capaces de apagar ni controlar los incendios activos. “Hay tantos incendios en esta zona que no podemos contenerlos”, declaró a ABC.
“Tenemos que asegurarnos de que no quede nadie en su camino”.
John Steele, de 73 años, vive cerca de Merimbula, en la costa sur y contó a la AFP que algunas personas fueron “presas del pánico” debido a los llamados a evacuar. “Hay tantas informaciones falsas en Facebook y en internet”, comenta.
Steele por el momento sigue en el lugar con su esposa. La
situación en la región es “caótica” desde hace unos días y los productos frescos y la gasolina están casi agotados, describe.
“Nos alegra ver que todos se van de la ciudad”, dice. Él ha optado por ser “prudente” y ya ha hecho las maletas.
Las autoridades no pudieron contactar a todas las personas que viven en las regiones rurales más aisladas. Más de 400 casas han sido destruidas en los últimos días, un número que se espera que aumente a medida que los bomberos lleguen a las aldeas más remotas.
AYUDA HUMANITARIA
Se han desplegado
barcos y aviones militares, además de personal de emergencia, para hacer llegar
ayuda humanitaria y evaluar los daños en las zonas más aisladas.
Un barco de la marina llegó esta jornada a la
ciudad costera de Mallacoota,
donde muchas personas se refugiaron durante horas en la playa para escapar de las llamas que alcanzaron a la localidad. Empezará a evacuarlas, dijo un portavoz de las fuerzas de defensa.
“Hoy, las cosas deberían comenzar a moverse para los turistas de Mallacoota y para los habitantes que no se quieren quedar allí”, afirmó. “Debido a la cantidad de personas (…) llevará días o semanas”.
En todo este tiempo de incendios
más de 1.300 casas han sido reducidas a cenizas y 5,5 millones de hectáreas han ardido, equivalente a un área más grande que un país como Dinamarca u Holanda.
CRISIS SIN PRECEDENTES
Esta
crisis sin precedentes ha provocado manifestaciones que piden al gobierno medidas inmediatas contra el calentamiento global que, según los científicos, es
responsable de que los incendios duren más y sean más feroces que nunca.
Muchas de las
críticas van dirigidas contra el primer ministro Scott Morrison, quien ha reiterado su apoyo a la lucrativa pero altamente contaminante industria del carbón australiana.
Este jueves, el premier brindó su
primera conferencia de prensa desde que los incendios ganaron en intensidad, y aseguró que las autoridades despliegan “absolutamente todos los esfuerzos” para ayudar a la población.
Pidió a sus conciudadanos que
“confíen en todos aquellos que luchan contra los incendios, y defendió la política en materia de cambio climático de su gobierno”.