Historiador chileno explica de dónde proviene la popularidad de los memes de Putin
El culto a los líderes de la antigua Unión Soviética parece renacer en los atributos de Vladimir Putin quien goza de una altísima popularidad en Rusia con extravagantes medidas como restarle influencia a toda religión que no sea la ortodoxa, perseguir a los homosexuales o levantar cargos penales contra cualquier potencial oponente.
Con un 80% de apoyo popular, el exagente de inteligencia goza también de una enorme cobertura global que trasciende plataformas y generaciones opacando (para bien o para mal) el carisma de otros líderes como Barack Obama o Donald Trump en la cantidad de memes que la generación millenial le dedica. Al respecto, el doctor en Historia Rolando Álvarez cree que el fervor popular ruso hacia su mandatario proviene de una línea definida por otros líderes que la antecedieron.
“El culto a los líderes en Rusia comenzó con Stalin y aunque es una costumbre política que proviene de oriente, se proyecta como tal desde entonces. En el caso de Vladimir Putin el escenario es el propio del de la Rusia de los zares, algo muy potente y propio en un país que, en rigor, no ha conocido jamás una cultura democrática. Desde el fin del régimen zarista se pasó al comunismo de la dictadura estalinista que cayó el año 1992 para tener una breve etapa institucional con Yeltsin y ahí llegó Putin. Es un país que no conoce la democracia y donde el culto al liderazgo fuerte está muy integrado en la cultura política”, dice Álvarez sobre una consecuencia de los líderes más autoritarios y nacionalistas.
“Sobre todo si se es una figura autoritaria por que se responde a un enfoque nacionalista de recuperar la gran patria de Rusia que también marcó el éxito de Stalin. En Rusia, Putin tiene un altísimo nivel de popularidad a un nivel que es algo que sorprende en Occidente”, agrega respecto a la misma impresión que causa el culto al líder en Corea del Norte, otra potencia con antigua raigambre comunista.
“En Corea del Norte tuvo buena recepción esta idea del culto a la personalidad del líder que es algo que se aprecia desde Kim Il-sung y tiene directa relación con la forma en que nacionalizaron el comunismo y lo adaptaron a su caso mezclándolo con la filosofía Juche, que es el equivalente al confucionismo en China, pero que conforma toda una concepción de mundo que a ojos occidentales nos cuesta mucho entender. Como si fuesen una isla”, reflexiona el académico que desarrolló estos puntos en la conferencia “La Revolución Rusa y la historia político-social en el siglo XXI” en la Academia de Humanismo Cristiano.
El doctor en Historia cree que estos patrones también han influido en que se repita un escenario parecido al de los días de la Guerra Fría en que los carismas de los líderes de las grandes potencias eran piezas claves de las relaciones internacionales. “Vemos de nuevo el conflicto de estas grandes potencias expansionistas y con aspiraciones de dominio mundial que se enfrentan. Sin embargo el campo de las relaciones internacionales es algo más complejo que entonces y las relaciones del mundo algo mucho más global que creo hacen difícil pensar en enfrentamientos como los de la Primera o Segunda Guerra Mundial”, insiste Álvarez.